Cuenta cierta sabiduría popular que los momentos que realmente definen el destino de una persona se cuentan con los dedos de las manos. Lo mismo aplica a las naciones. Este 11 de abril que rápidamente se acerca será uno de esos pocos momentos verdaderamente trascendentales, uno que inexorablemente definirá el futuro de nuestra patria y que dará forma al destino de nuestros hijos y nuestros nietos. Este 11 de abril el Ecuador tendrá la opción de moverse hacia adelante o retroceder hacia el tiempo en el que “el odio estaba de moda”. Es por eso que cuando lleguemos a las urnas votemos con memoria. No olvidemos.

No olvidemos las persecuciones, la prepotencia del dictador y su pandilla de atracadores. No olvidemos la década de intimidación, de burlas, de machismo, de incitación al odio y de detestables sabatinas. No olvidemos cómo se despilfarró la bonanza petrolera más grande de nuestra historia, aquella que nos pudo haber encaminado hacia la senda del desarrollo. No olvidemos la ruinosa deuda que ataron a nuestros cuellos, la cual nos estrangulará por décadas. No olvidemos el irreparable daño que causaron a nuestras instituciones, ni la forma en que masificaron e institucionalizaron la corrupción. Tampoco olvidemos el despiadado saqueo a nuestra seguridad social, ni el lamentable estado en el que dejaron nuestro sistema sanitario, cuyos resultados ahora hemos vivido en carne viva. No nos olvidemos de todas las mentiras, de todos los escándalos, de todos los periodistas y dirigentes perseguidos, de todos los jueces designados a dedo, ni de todos los robos y sobreprecios. No olvidemos cómo vendieron nuestra soberanía a China y al narcotráfico. No nos olvidemos del caso “El Universo”. No nos olvidemos de Odebrecht. No nos olvidemos de las persecuciones del 30-S. No nos olvidemos del fiasco de la Refinería del Pacífico. No nos olvidemos del desastre de Yachay y de Seguros Sucre. No nos olvidemos del atropello a ciudadanos comunes como Francisco Sampedro, Camilo Morán, Geovani Cali y Sisa Vacacela. No nos olvidemos de los diez de Luluncoto. No nos olvidemos del cierre del diario Hoy. No nos olvidemos de la persecución a Galo Lara. No nos olvidemos del asesinato de Jorge Gabela ni el de Fausto Valdiviezo. No nos olvidemos del secuestro de Fernando Balda. No nos olvidemos de quienes aplaudieron a Chávez y a Maduro mientras que nuestras calles se inundaban de hermanos venezolanos sin rumbo ni futuro. No nos olvidemos del gobierno que despilfarró más de 1.500 millones de dólares en propaganda. No nos olvidemos de la década más corrupta de nuestra historia ni tampoco de la incompetencia de aquel que ellos mismos designaron como su ungido sucesor, y del que ahora desesperadamente tratan de distanciarse. No nos olvidemos de quienes vendieron nuestro futuro por treinta monedas de plata, y que ahora vienen por más.

La elección de este 11 de abril no es entre dos ideologías distintas o entre dos políticos de ideas diferentes. No. Es una elección entre la civilización o la barbarie, la democracia o la dictadura, el país o la mafia. No desperdicies tu voto. Ecuatoriano, el futuro de tu patria está en tus manos. (O)