El Ministerio de Energía y Minas sigue siendo esencial, fundamental, para la supervivencia de la sociedad ecuatoriana.

Aunque la dependencia de nuestra economía respecto del petróleo es inferior a lo que era hace 20 o 30 años, este sigue siendo un elemento clave desde el punto de vista de las cuentas fiscales y de la balanza de pagos. En otras palabras, el petróleo se necesita para el presupuesto del Estado, el cual sin esos ingresos no podría subsistir, y el país necesita de esas divisas, sin las cuales no podríamos sostener nuestro comercio exterior y los pagos que se hacen al exterior.

Este ministerio, por diversas razones, ha sido el protagonista de una telenovela con diversos temas desagradables durante los meses del actual Gobierno. No ha habido continuidad, y muchas han sido las desilusiones del Gobierno y de toda la sociedad.

‘No se puede seguir con el chip en la cabeza de oro o agua en las mesas que ha convocado el Gobierno para tratar temas mineros’, afirma Cámara Nacional de Minería

Difícilmente se podría haber escogido a una mejor persona que Fernando Santos Alvite para tratar de recuperar el terreno perdido y avanzar como el país tanto lo necesita.

Pero no solo se tendrá el nuevo ministro que preocupar del tema petrolero, en el cual es un experto, con larguísima trayectoria y experiencia en el sector, así como del minero que también conoce bastante bien. El nuevo ministro tiene una compleja tarea adicional: la concertación nacional sobre el tema petrolero y el tema minero.

Lamentablemente, minorías ecologistas tanto criollas cuanto foráneas, grupos indigenistas muchos de ellos incrustados en ONG internacionales y también locales, e indígenas tanto de la Amazonía cuanto de la región andina, así como activistas antiinversión extranjera y otros grupos de presión, han ido poniendo cada vez más obstáculos para que la riqueza petrolera pueda explotarse en nuestra Amazonía en todo el potencial que esta tiene. Y qué decir del tema minero, el cual ha sido sujeto hasta de consultas populares, para impedir que el enorme potencial del Ecuador en esta área se desarrolle.

Sin estas dos vertientes, la petrolera y la minera, el país no tiene cómo generar los recursos que le permitan, bajo el supuesto de hacer bien otras tareas pendientes, alcanzar las tasas de crecimiento de 5 % o más que son esenciales para poder derrotar la pobreza y la inequidad.

Desde los argumentos sentimentales como que “el petróleo es la sangre de la Pacha Mama”, hasta la satanización de las actividades mineras con exageraciones no ciertas sobre esta como un gran contaminador del ambiente, el resultado final es que el Ecuador está muy por debajo de su potencial, con graves consecuencias para el desarrollo de nuestra sociedad.

Ministro de Energía justifica postergación de licitación del Campo Amistad porque ‘no tenía las condiciones financieras ni técnicas’

Hay temas ecológicos válidos, pero otros irracionales. Así por ejemplo, es la pequeña minería la que realmente contamina, y no se puede controlar. La gran minería puede ser fiscalizada, auditada, multada controlada y se le puede exigir reparación. A la pequeña no. Y es a la grande a la que se combate, que es aquella que realmente por el tamaño de su inversión y sus características técnicas, la que puede generar recursos que sean de gran beneficio a todo el país.

De ahí que la tarea del ministro va más allá de lo técnico y de lo administrativo. Estamos en un momento en el cual la sociedad ecuatoriana, dentro de los muchos temas sobre los cuales tiene que buscar acuerdos, necesita poner sobre la mesa la discusión del tema petrolero y del tema minero, para lograr los acuerdos que tanto necesitamos.

Un ministerio tan debilitado por sus circunstancias novelescas no ha podido entonces ser el elemento clave de la discusión nacional dentro del secuestro que han sido las mesas de negociación, las que en temas de petróleo y minería han dado como resultado un gran susto, y una gran decepción a los inversionistas extranjeros en estas áreas.

Central hidroeléctrica Coca Codo Sinclair

Casi que deberíamos pensar en adicionar al nombre de este ministerio las palabras “y concertación” porque si el ministro no logra articular un acuerdo nacional, las minorías terminarán imponiendo su capacidad de muñequeo y presión sobre todos los demás, y sus gritos por defender tal o cual tema, que normalmente vienen acompañados por demandas de más gasto social y de más compromisos del Estado, jamás proponen frente a su negativa a la explotación de estos sectores, la alternativa para generar recursos en nuestra sociedad.

No saldremos adelante, mientras solo se piense en lo que no hay que hacer, sin dar alternativas, sin proponer soluciones.

Los países más desarrollados del mundo hacen minería responsable, hacen explotación responsable de sus recursos, cuidando el ambiente, y protegiendo a la naturaleza.

Quienes aquí destruyen la propiedad pública y privada impiden la inversión o la ahuyentan, exigen más y más recursos, y no proponen las alternativas.

Ojalá que el nuevo ministro logre que la sociedad entienda estos temas. (O)