“El progreso es imposible sin cambio y aquellos que no pueden cambiar de opinión no pueden cambiar nada”, afirmó Bernard Show. Esta frase refleja la esencia de la propuesta del psicólogo organizacional Wharton Adam Grant en su libro Piénsalo otra vez. El poder de saber lo que no sabes.

... si asumimos que no tenemos el patrimonio de la verdad, será más fácil prosperar.

Frente a las dos características de nuestro tiempo: la falta de certezas y la diversidad de opiniones, la mayor inteligencia no radica en la capacidad de aprender, sino en la capacidad de repensar y desaprender, en esencia reconsiderar nuestras ideas y supuestos antes de decidir.

Grant cita un descubrimiento peculiar: al pensar y hablar con frecuencia nos ponemos en el patrón mental correspondiente a tres profesiones diferentes: predicador, fiscal y político. Actuamos como predicadores cuando vemos amenazadas nuestras creencias sagradas y ofrecemos sermones para proteger y promover nuestros ideales; actuamos como políticos apasionados cuando buscamos convencer a una audiencia: hacemos campaña para conseguir la aprobación, o como fiscales cuando reconocemos fallos y errores en el razonamiento de otras personas y reunimos argumentos para demostrar que están equivocados y ganar nuestro caso. Eso se ve a diario en muchos espacios de interacción social: foros, comités, reuniones, chats, entre otros.

Hay situaciones en las que es necesario predicar, politiquear o fiscalizar. El riesgo, según Grant, radica en que estemos tan inmersos en predicar que tenemos razón, en demostrar que otros no la tienen y en hacer política para lograr apoyos que no nos molestemos en repensar la validez de nuestras propias ideas, y entonces adoptamos con rigidez un patrón para todos los lugares, momentos y circunstancias.

Sus investigaciones centraron dos hallazgos importantes: mientras más alto sea el test de inteligencia, más facilidad tendremos para caer en los patrones. Y las personas que piensan como científicos tienen mejores resultados. Para Grant, ser un científico es un estado mental. Es basar las opiniones en pruebas y datos. Es actuar con curiosidad y humildad, tener mente abierta y tomarse un tiempo para llegar a una conclusión.

Todos en el país seremos más abiertos y flexibles y podremos resolver los desafíos que tenemos por delante si pensamos como científicos en cada espacio donde actuamos. Es una gran oportunidad para el sector académico: acercarnos a este modo de pensar a todos.

Si no dejamos de mirar los desacuerdos con nuestros amigos, familiares, colegas y conciudadanos como una amenaza, si preferimos sentirnos bien en lugar de estar en lo cierto, y si le damos valor solo a la información que se ajusta a nuestra forma de pensar será muy difícil prosperar. Por el contrario, si vemos en los desacuerdos una fuente de crecimiento personal y un catalizador para solucionar los problemas, si somos conscientes de nuestras incapacidades y asumimos que no tenemos el patrimonio de la verdad, será más fácil prosperar.

Es el momento en Ecuador para crecer, repensar, aprender a reconsiderar las ideas propias y darles valor a las ajenas, para mirar si hay algún otro camino que nos lleve a encontrar posibilidades donde al principio se veían imposibilidades. (O)