Mañana el presidente Lasso se reúne con el presidente Biden en la Casa Blanca. Esa reunión se da en el contexto de la aprobación por parte del Congreso estadounidense de la ley del Asociación EE. UU.-Ecuador, que es un espaldarazo de Washington al Gobierno. Está para la firma del presidente Biden.

El Senado destaca que esta asociación presenta la oportunidad de avanzar intereses básicos de seguridad de los EE. UU. y de trabajar con otros socios democráticos en mantener un hemisferio occidental próspero, políticamente estable, y democrático. Poco falta para que diga que el Ecuador es la punta de lanza en la política hemisférica de los EE. UU. Lasso ha logrado una relación privilegiada con Washington.

Con Washington, pero sin descuidar Pekín. La Cumbre Empresarial Chino-Latinoamérica y el Caribe 2022 tuvo lugar en Guayaquil la semana que pasó, y estamos próximos a firmar un acuerdo comercial con China. Y entre una cosa y otra, Lasso se entiende con Petro para coordinar la lucha contra el narcotráfico. En su política exterior, Lasso juega billar a tres bandas.

Lasso ha buscado un acuerdo comercial con EE. UU. similar al andino que firmaron Colombia y Perú y que Ecuador perdió con la confiscación a Occidental. No lo logró porque Washington ha abandonado la ruta de acuerdos comerciales. Pero esta ley de asociación es proactiva en estrechar las relaciones económicas. Propone apoyar los esfuerzos del Gobierno nacional para promover un entorno de negocios más abierto, transparente y competitivo que incluye bajar las barreras al comercio.

Breguemos porque las oportunidades que crea esta asociación no se desperdicien.

Y va más allá del comercio, buscando el incremento de la inversión privada de EE. UU. en Ecuador. Dispone identificar el papel adecuado de entidades financieras estatales de los EE. UU., así como de las empresas estadounidenses para apoyar esfuerzos para incrementar la inversión privada.

Lasso habló con Christopher Dodd, asesor del presidente de Estados Unidos

Normalmente, los acuerdos comerciales se centran en temas de interés de exportadores e importadores, en términos generales empresas grandes, pero este acuerdo trae todo un capítulo de inclusión de las comunidades indígenas y afroecuatorianas. En la agenda de Biden está el cambio climático, y la asociación incluye la colaboración de Washington en esta materia.

El presidente Lasso viene buscando el compromiso financiero de los EE. UU. para luchar conjuntamente contra el narcotráfico. La asociación no llega tan lejos, pero contiene una sección para combatir economías ilícitas, corrupción e influencia externa negativa. Con esto se abre una vía para el apoyo a la lucha contra los carteles de la droga.

Una de las principales razones porque empresas de EE. UU. y Europa no participan en concursos para construir obras públicas es que les está vedado coimar. Otra es la veleidad de muchos jueces, que constituyen un gran riesgo para inversionistas no dispuestos a ceder a chantajes. Además hay jueces que se prestan a liberar delincuentes sentenciados. En este contexto deben entenderse las críticas que el embajador Fitzpatrick hizo el miércoles a la justicia local.

El Gobierno adolece de que la burocracia no implementa las metas que señala el presidente, no cruza las puertas que abre la gestión personal de Lasso. Breguemos porque las oportunidades que crea esta asociación no se desperdicien. Esta asociación tiene una vigencia de cinco años. (O)