Las Naciones Unidas hacen hoy un llamado a crear mayor conciencia sobre el valor cultural y económico que representan la creatividad y la innovación como herramientas esenciales para impulsar el crecimiento y la generación de empleo. Poner el ingenio humano al servicio del desarrollo sostenible exige direccionar el esfuerzo intelectual hacia el progreso inclusivo, justo y en armonía con la naturaleza.

A través de la creatividad y la innovación se ejercen derechos fundamentales indivisibles e interdependientes con el bienestar económico, social, cultural y ambiental. La creatividad representa el ejercicio de la libertad artística: libertad de imaginar, crear y difundir expresiones culturales diversas. La innovación es el resultado de la libertad de investigar, experimentar y desarrollar conocimiento que impulsa la invención.

Tanto la creatividad como la innovación se protegen a través del derecho de propiedad intelectual, permitiendo que el esfuerzo creativo e innovador prospere hacia el servicio del interés público.

La creatividad impulsa la economía creativa, que hoy registra un crecimiento mundial acelerado por la digitalización, donde las industrias culturales y creativas se integran a la economía digital a través de bienes y servicios digitales. Capturar valor de esta transformación representa una oportunidad para diversificar nuestro sistema productivo, el mercado laboral y la integración comercial. Estimaciones de la Unesco, por ejemplo, reflejan cómo economías de países en desarrollo han capitalizado esta oportunidad: la economía creativa representa cerca del 4,8 % del PIB de Jamaica, el 4,62 % del PIB de Montenegro y el sector del diseño representa el 3,5 % del PIB del Líbano. La industria creativa y cultural emplea a un millón de personas en Malasia, al 3,8 % de la población activa en Ucrania y en Nigeria la industria cinematográfica es el segundo empleador más importante.

La innovación estimula la economía del conocimiento, su nivel de crecimiento está relacionado con el grado de desarrollo económico de cada país. En los países desarrollados, el sistema de innovación equilibra la creación, exploración e inversión en conocimientos con la producción de ideas y tecnología para su aplicación, explotación y generación de resultados. De acuerdo con el Índice Mundial de Innovación de 2021, la alta tecnología para impulsar la productividad; las energías renovables, para reducir la contaminación ambiental y el desarrollo de medicamentos para aumentar la esperanza de vida, constituyen el objetivo central de la innovación contemporánea. En los países en desarrollo, la innovación integra nuevos criterios de inclusión social, colaboración abierta y solidaridad para orientarla hacia soluciones que impulsen la educación, la salud, el trabajo, la reducción de la desigualdad y la pobreza.

Conectar la creatividad y la innovación con una ciudadanía responsable permitiría enfocar el esfuerzo intelectual a reinventar la utilidad del Estado, la productividad social de las empresas y la calidad de la democracia y las libertades. Hoy, el progreso sostenible exige espíritu creativo y coraje innovador. (O)