En los desiertos la tierra se revela y se muestra ante todos. Ahí, se vive a voluntad de los elementos de la naturaleza más extremos, donde en el día la temperatura llega a sobrepasar los 40 grados centígrados y por la noche cae a 2 o 3 grados bajo cero. De vez en cuando las tormentas de arena o polvaredas montan su espectáculo de danza que puede desplazarse largas distancias llegando incluso hasta mar abierto. Por ejemplo, el polvo del desierto del Sahara, en África, recorre más de 5.000 km para fertilizar los bosques de América Latina. Los desiertos no solo nutren a los bosques –los cuales son responsables de la mitad del oxígeno que respiramos–, sino también nutren al plancton en los océanos, a los cuales les debemos el otro 50 % del oxígeno que utilizamos.

Existen distintos tipos de desiertos, como la Antártida o los desiertos marinos. En estos ecosistemas la lluvia escasea. Los cielos nublados son poco comunes lo cual ocasiona sol intenso durante el día, sin embargo, estos mismos cielos despejados permiten observar cielos estrellados de ensueño. Los ciclos naturales se viven intensamente, así como los fenómenos más maravillosos. Cuando por fin en el desierto llueve, toda la vida se contenta. Muchos seres se despiertan de su estado de letargo al sentir las primeras gotas de lluvia cayendo. Por ejemplo, los peces pulmonados, que además de unos pulmones primitivos poseen branquias con las que respiran bajo el agua. Al pasar la época de lluvia se encapsulan y todas sus funcionas fisiológicas disminuyen significativamente. Ellos pueden permanecer en estado de latencia por varios años.

Al desierto le gusta hacer el papel de mago o ilusionista. A simple vista no es tan obvio: se crea una ilusión de escasez, de infertilidad, sin embargo, atrás del telón hay cientos de los animales y plantas más resilientes y extremos del planeta. Estos seres aprovechan cada recurso natural al máximo y desarrollan habilidades y comportamientos muy ingeniosos para existir en estos ecosistemas. Las plantas y animales poseen creativas formas de almacenar la mayor cantidad de agua posible, así como estrategias de defensa contra los demás organismos que quieran aprovecharse de su agua recaudada. Muchos animales habitan bajo el suelo donde las temperaturas no son tan extremas: algunos incluso han perdido la visión y desarrollado otros sentidos como el topo desnudo del desierto. Otros como el dragón espinoso son capaces de absorber la humedad del ambiente por su cuerpo y llevar el agua hasta su boca por capilaridad, como árboles. Los pingüinos emperadores se amontonan unos contra otros para refugiarse del viento helado y conservar el calor. Entre todos van turnándose para pasar al interior del grupo, donde se está relativamente más calentito.

Aun donde predomina la aridez, y la vida no es aparente, se encuentran seres conviviendo en medio del caos. A veces las condiciones difíciles hacen que, al igual que una flor en el desierto, se desarrolle lo mejor de nosotros y que cooperemos por un mismo fin. Este mundo está lleno de abundante vida, aunque a veces caemos en los trucos e ilusiones de la naturaleza, nunca estamos solos. (O)