El ilustre mandatario José María Velasco Ibarra, en sus discursos publicados con el título “Misión y esencia de las Fuerzas Armadas”, hace reflexiones llenas de patriotismo. En estos momentos que vive el país, se hace necesario recordarles a los enemigos de la democracia, de la paz y de la justicia que quieren la destrucción de la patria. Las Fuerzas Armadas junto al pueblo, cobijados por el tricolor nacional, le dicen no al caos, a la conspiración, a la lucha fratricida, al terrorismo, al vandalismo irresponsable y cobarde. Sí a la unidad, a la paz y la justicia.

Huyendo de la delincuencia

Las sabias reflexiones del presidente Velasco pronunciadas hace decenas de años se mantienen frescas, sirven de acicate a los miembros de las Fuerzas Armadas que cumplen con devoción y lealtad su deber con la Patria:

“Las horas que estamos pasando son horas negras. No debemos engañarnos, son horas en que no se sabe qué es derecho y justicia, qué es razón y sinrazón. Es la hora del maquiavelismo y el caos. Es menester que nosotros superemos esta hora con valor”.

Aún no es Pablo Escobar

“Soldados: sois insustituibles, en la defensa de la República, la estabilidad y la paz del país”.

“Cuando un hecho hay una agitación popular, una tal desorientación popular, que se palpa y se ve que un país, o se destroza o alguien tiene que poner orden”.

“Soldados: siendo vosotros el alma de la Patria, su vida, estando por encima de pequeñeces, de los disturbios, de las ambiciones y de los caudillos, permitís que las fuerzas cívicas evolucionen libremente, que se purifiquen a sí mismas, que la opinión pública vaya rechazando ambiciones miserables y permita las reacciones nobles, en busca de lo que es honesto, de lo que es lícito, de lo que es libre y de lo que es justo”.

¿Podrán pensar en su país, Ecuador?

“Al obedecer a la ley de la lucha por la vida, sois hombres que cumplís su deber. Os aplaudo. Pero os pido que el uso poderoso de vuestra fuerza, el uso invencible de vuestras armas, el uso heroico de vuestras bayonetas, de vuestros aviones, de vuestros buques, sea para sembrar en la especie humana un poco de fraternidad, para vencer la maldad que impide que la bondad triunfe”.

“Vosotros, soldados de Fuerzas Armadas ecuatorianas, habéis sido un estorbo para quienes han rehuido siempre luchar por la vida; ciertos gobernantes no han sabido qué hacer con vosotros. Vosotros, salvados por vuestro espíritu militar; vosotros, revividos por vuestro espíritu militar; vosotros, influidos por la educación militar que os obliga a hablar de honor, de bandera, de valores eternos, a despreciar la muerte; vosotros, con una clase de espíritu; los otros, con otras clases de espíritu; vosotros erais para ciertos gobernantes, improductivos, impertinentes, y si no pudieron destruiros de golpe, procuraron destruiros poco a poco, principiando por desautorizaros ante la opinión popular. Al pueblo no se le había enseñado la ley de la lucha por la vida, entonces resultabais improductivos y hasta estorbos para el progreso del pueblo según la teoría de quienes querían vuestra destrucción”.

“Las Fuerzas Armadas ecuatorianas son la raíz misma de la Patria, su brazo, su columna vertebral de la República, su muralla moral”. (O)