A muchos les preocupa que el nuevo gobierno, teniendo un grupo minoritario en la Asamblea, no sea capaz de gobernar. Pero uno de los legados del correísmo es la Constitución hiperpresidencialista de Montecristi. Aquí hay algunas ideas de lo que el nuevo presidente podría hacer durante los primeros 100 días para inyectarle confianza a la economía y desatar un proceso de crecimiento económico importante, lo cual a su vez fortalecería el capital político de la administración para continuar luego con otras reformas estructurales.

Puede haber ciertos temas en los que incluso a los asambleístas de la oposición se les dificulte oponerse al Ejecutivo. Por ejemplo, el presidente tiene la facultad exclusiva en virtud del artículo 135 de la Constitución de “presentar proyectos de ley que creen, modifiquen o supriman impuestos, aumenten el gasto público o modifiquen la división político administrativa del país”. Considerando estas atribuciones, el Ejecutivo podría enviar un proyecto de ley que simplifique y reduzca el pago de impuestos, estimulando así las inversiones.

El nuevo presidente también podría valerse de los poderes contemplados en los artículos 303 y 305 de la Constitución. El 303 podría servir para deshacer de manera inmediata todas aquellas resoluciones de la Junta de Política y Regulación Monetaria y Financiera que profundizan la represión financiera, concentrando recursos del sistema financiero en el Banco Central del Ecuador, dificultando así la expansión del crédito. Estos serían unos buenos primeros pasos antes de que la Asamblea pueda proceder a aprobar una reforma financiera que nos permita abrir nuestro sistema financiero al mundo, de tal manera que los ecuatorianos tengan acceso a créditos de mayor volumen y tasas de interés más bajas.

El artículo 305 le da al presidente la facultad exclusiva para crear y fijar aranceles. Este artículo le permite implementar la exitosa estrategia de desarme unilateral que emprendieron hace muchos años Chile y luego Perú para abrir sus economías al comercio con el resto del mundo. Esta medida no impide y bien puede acompañar el proceso de negociación de acuerdos comerciales bilaterales o multilaterales, los cuales si bien el presidente puede suscribir, deben luego ser ratificados por la Asamblea para entrar en vigencia. Sin embargo, el nuevo presidente puede aliviar de manera inmediata el bolsillo de los ecuatorianos emprendiendo una reducción gradual y unilateral de los aranceles.

Otra área en la que el presidente tiene amplias facultades es aquella que tiene que ver con la gestión de los activos estatales, la celebración de contratos de concesión y las empresas públicas. El presidente puede vender activos del Estado y buscar celebrar contratos de concesión para que se realicen las obras públicas necesarias con recursos privados. De esta manera se puede lograr una importante reducción del gasto público, reemplazando la inversión pública con la privada, eliminando así una de las principales fuentes de corrupción. El presidente también podría proponer una reforma política vía referéndum para dejar sin efecto la Constitución de 2008 y volver a la de 1998, que incluiría la eliminación del Consejo de Participación Ciudadana. Mucho trabajo por hacer. (O)