En septiembre de 2020, un grupo de personalidades políticas y sociales se reunieron en Madrid para redactar y suscribir un documento denominado Carta de Madrid; un manifiesto en favor de la democracia y la vigencia de derechos fundamentales en Iberoamérica.

En la exposición de motivos citan el peligroso avance de la agenda del Foro de Sao Paulo y del Grupo de Puebla en el continente americano.

A continuación transcribo los puntos ejes de la Carta de Madrid, a fin de comentar cada uno de ellos.

- El avance del comunismo supone una seria amenaza para la prosperidad y el desarrollo de nuestras naciones, así como para las libertades y los derechos de nuestros compatriotas.- Sin duda alguna, el fracaso del comunismo en el mundo no fue un obstáculo para que la gran legión de comunistas de la región abandonen sus ideas ni su ambición por apoderarse de la vida y recursos de sus pueblos. Por ello, en el Foro de Sao Paulo decidieron reinventarse; disfrazarse de ‘progresistas’ y buscar captar el poder, ya no por la vía de las revoluciones sangrientas, sino por elecciones democráticas, para una vez alcanzado tal objetivo, tomarse las instituciones del Estado y perpetuarse en el poder, mediante el uso y abuso de los recursos públicos y con la coerción de la fuerza pública.

Nicaragua y Venezuela son los mejores ejemplos de éxito de la perversa agenda; Ecuador y Bolivia, por ahora territorios que han escapado del eje; Argentina y México, en pleno desarrollo; Brasil y Chile, con ‘buen pronóstico’; Colombia y Perú, en pie de guerra.

- El Estado de derecho, el imperio de la ley, la separación de poderes, la libertad de expresión y la propiedad privada son elementos esenciales que garantizan el buen funcionamiento de nuestras sociedades, por lo que deben ser especialmente protegidos frente a aquellos que tratan de socavarlos.- Esta declaración es una suma de verdades que no admite mayor análisis. Sin embargo, ha sido precisamente el fracaso de nuestras sociedades en implementar ese Estado de derecho y esa democracia, lo que ha derivado en la pobreza extrema en la que viven nuestros pueblos, que a su vez, es el caldo de cultivo para que la soterrada agenda comunista totalitaria tome fuerza y gane simpatías.

Y ese fracaso, de ninguna manera es exclusivo de la clase política.

No, estimado lectores. La sociedad en su conjunto es responsable directa de ello: el empresariado, los gremios, la prensa (sí, también la prensa), los movimientos sociales, la academia... Todos.

Es muy cómodo echar la culpa a los políticos, a los Gobiernos; pero aquí todos tienen su pedazo de culpa.

Y si no lo aceptamos, hacemos mea culpa y buscamos la manera de tomar los correctivos necesarios cuanto antes (sobre todo en nuestro caso, que estamos estrenando un gobierno democrático con vientos de cambio), de modo que el Estado llegue con salud, trabajo, seguridad y educación a las grandes mayorías, olvidadas desde 1830, más temprano que tarde, los veremos regresar al poder y en esta nueva ocasión para quedarse y tomarse el país. (O)