Hace 15 días escribí la primera parte de esta guía. Ahí sugería que, a los seguidores de una ideología, impulsada por un líder autoritario, hay que enseñarles a atar cabos, a manejar datos, a cuestionarse, además de mejorar las preguntas alrededor de los por qués, para qués, cómo, y evitar las respuestas inmediatas para bajar la emotividad y buscar conexiones más allá de la fe a la palabra del autoritario.

Lo que no dije es que las reacciones producidas en las redes sociales por una frase en torno a la seguridad fueron el pretexto para poner en limpio estas ideas. La frase que circuló en redes sociales fue que las alertas alrededor de la presencia del crimen organizado en el Ecuador no se dieron en 2018, sino mucho antes, en el 2009. Desde ese año a la fecha han pasado tres gobiernos y poco se ha hecho para enfrentar el problema.

La guía educativa contra el autoritario (I)

Empecemos por tratar de armar una parte muy pequeña del rompecabezas del crimen organizado, es decir, juntar información, datos públicos, aquellos que usted, yo y cualquiera encuentra en la prensa nacional e internacional, en los boletines de información de la Policía, la Fiscalía, la Europol o cualquier otro organismo que trabaje sobre este tipo de criminalidad. También en investigaciones periodísticas y, por supuesto, académicas.

Empecemos con el ejercicio: el 2009 es solo una fecha tentativa, porque para ese año, luego del bombardeo de Angostura, se destapó el alcance político de un operativo policial, Huracán de la Frontera, que permitió trazar ciertas líneas de investigación alrededor del dinero y la cercanía de ciertos personajes políticos con las FARC que, para ese año, ya estaban consideradas no solo terroristas por Colombia y Estados Unidos, sino como narcotraficantes por buena parte del planeta.

Hay también, por ejemplo, un informe de 2011, producido por The International Institute for Strategic Studies (IISS), en donde se establecen potenciales vinculaciones del narcotráfico y de las FARC con la política ecuatoriana desde inicios de este siglo, específicamente desde el 2002.

Medios de comunicación nacionales e internacionales han reportado en los últimos años la presencia de la mafia albanesa desde 2009 y, después, la llegada de la italiana.

Entonces, a quienes apoyan la versión del autoritario hay que preguntarles: ¿cuáles son las explicaciones que dan a esta realidad, detectada desde hace tanto tiempo? Si consideran que un determinado gobierno sí tuvo una política frente a este tema, ¿cómo explican que los organismos de seguridad de varios Estados o centros de investigación independientes o académicos también planteen que hay sospechas desde 2002, lo que implicaría que hubo fallas de 5 gobiernos y no solo en 3?

Quienes hacen incidencia en el debate público pudieran girar la discusión a cómo defender a los miles que están desprotegidos por la violencia, a cuáles son las soluciones que plantean para vivir en un país de paz, a cuáles son los riesgos para todo el país de defender al crimen organizado en los debates públicos, a cómo regeneramos los lazos sociales para poder confiar unos en otros y reconocernos como ecuatorianos. (O)