Ya son tres años del inicio de la pandemia de COVID-19, y el Ministerio de Salud Pública de Ecuador (MSP) ha aprendido muy poco. Sus autoridades esgrimirán la excusa de que en otros países hay crisis similares, pero eso es consuelo de necios. La realidad es que esta semana el área de vigilancia epidemiológica no había actualizado datos públicos desde el 12 noviembre, y el gráfico que el ministro mostró en Teleamazonas no refleja lo que está pasando.

En Machala y en Quito, tanto el MSP como el IESS han instalado carpas para triaje (examinación rápida para tomar decisiones sobre a dónde dirigir a los pacientes). El ministro adujo que es normal que haya tantos casos de síntomas gripales porque es temporada de influenza, pero la campaña de vacunación recién se inició en noviembre, cuando en el hemisferio norte se empieza a vacunar mucho antes. Los lineamientos de vacunación oficiales incluso establecen que la vacunación empiece en diciembre, sin ninguna evidencia de que sea buena idea. Además, imagino que para ahorrar recursos se vacuna solo a población priorizada, aunque esta política redunde en ingentes gastos posteriores.

¿Qué hacen los directivos del MSP? Me consta que el ministro trabaja, y mucho, pero hay un sinnúmero de funcionarios que tienen la desfachatez de, en plena crisis, ir tres o cuatro horas a la posesión de una decana de Medicina, cuando un solo representante bastaría. Viajan a dar presentaciones en otros países, supongo que con licencia con sueldo, sobre proyectos o relacionados con su anterior trabajo o para reportar datos disponibles en informes públicos de otras organizaciones. Ante el pedido de las normas que regulan y fomentan la investigación en salud en Ecuador, el director nacional de Investigación solo responde con dos reglamentos para el control y ninguna política para el fomento del conocimiento.

Dense una vuelta por el Ministerio de Salud y Protección Social de Colombia, nuestro país vecino. Tiene un centro de datos de lujo, un repositorio institucional digital con búsqueda avanzada de todos los instrumentos técnicos y programas, y un Plan Decenal de Salud Pública que transparenta todo el proceso, desde el análisis de la normativa y el análisis situacional en salud, pasando por la base de definiciones, hasta las líneas de trabajo y metas intersectoriales claramente estipuladas.

La escasa información que sale del MSP se refiere al abastecimiento de medicamentos y la entrega de equipos en hospitales, a una difusa estrategia de prevención de desnutrición crónica infantil. ¿Dónde están los diagnósticos y datos que permiten la toma de decisiones? El funcionario de libre remoción que ocupa los cargos directivos continuará siendo nuestra piedra de Sísifo mientras sigan rotando autoridades que solo tienen permiso temporal de su empleador original y mínima experiencia en el área específica de trabajo o el sector público. Sin comité de selección ni entrevista formal de por medio, ni siquiera los aspirantes saben si están capacitados para el cargo, o verdaderamente interesados en él. Aunque las reglas lo permitan, deberían ser los primeros en abstenerse de trabajar en el Ministerio de Salud Pública. (O)