“Ahorrar es una cosa muy difícil. Pero ahorrar para la vejez es todavía más difícil”, dice Carmen Pagés, exjefa de la División de Mercados Laborales del BID. En una región que envejece progresivamente, la falta de ahorro previsional constituye un desafío de magnitud de cara al futuro.

En el Ecuador solo el 52,8 % de los trabajadores tienen un trabajo formal y aportan para su jubilación. El resto responde a trabajadores informales o desocupados que jamás tendrán una pensión a su vejez. Aquel que, aportando esporádicamente, no reúne los requisitos de edad y temporalidad, sus recursos no le son devueltos y sirven para subsidiar las pensiones de los otros trabajadores. Un impuesto injusto y velado. Anteriormente se reembolsaban.

Lo que debe saber sobre la jubilación

En los próximos 30 años la población ecuatoriana de 65 años, por su desaceleración, se duplicará, por la expectativa de vida de 70 a 80 años, igualmente los años de goce de pensión, con el consiguiente impacto en el fondo de pensiones. El sistema de pensiones ecuatoriano, de ‘beneficio definido’ o de ‘reparto’ requiere que el trabajador, en forma ininterrumpida, a lo largo de su vida laboral formal, aporte para su pensión jubilar, junto al subsidio del Estado. En el otro sistema, de ahorro individual, la pensión se limita solo a la capacidad de aportes individuales del trabajador.

Según el IESS, el número de afiliados pasó de 2,7 millones en 2012 a 3,2 millones en 2021; es decir, un aumento del 19 % o el equivalente a 536.812 aportantes. Sin embargo, los jubilados en el IESS aumentaron en 88 % en ese mismo periodo, al pasar de 309.811 en 2012 a 583.883 en 2021. Este problema afecta a gran parte de los países latinoamericanos.

Esperamos que las soluciones definitivas que encuentren sean posibles, justas, equitativas y respetuosas de los derechos adquiridos.

Al producirse el anterior balance negativo, el valor que se obtenía de ocho aportantes, lo hacen cinco, generando un desfase entre los valores recaudados de los trabajadores, que no alcanzan para financiar la pensión que reciben, haciendo imprescindible el subsidio del 40 % del Estado para estas pensiones. Lamentablemente fue suprimido, en forma arbitraria en la década correísta generando el desfinanciamiento de los fondos del IESS, con cerca de ocho mil millones de dólares y constituye el más grave problema de su solvencia.

La última vez que se cambió la edad de jubilación en Ecuador fue hace 22 años y ahora vuelve al debate

Conocemos que el presidente Lasso, preocupado, ha conformado una comisión para el análisis y soluciones de este grave problema nacional, con ejecutivos internacionales expertos, de cuyas primeras impresiones hemos tomado nota.

Las soluciones hasta ahora estudiadas, a pesar de que han ocasionado revueltas sociales en otros países, responden a la emergencia y la necesidad reformatoria a las normas de jubilación, tales como elevar la edad de jubilación, así como los años de aportaciones, promediar el monto de la pensión con la totalidad de aportes, el pago de la deuda de los ocho mil millones del Estado al IESS, y establecer un sistema mixto de pensiones, incluyendo cuentas individuales.

Esperamos que las soluciones definitivas que encuentren sean posibles, justas, equitativas y respetuosas de los derechos adquiridos, sin pulverizarlos como ocurrió con la dolarización. Son urgentes. (O)