En el presente artículo me voy a referir, primero, a la discordia suscitada entre la Asamblea Nacional y el Ejecutivo por apoderarse del Consejo de Participación, y, segundo, a la publicación del segundo tomo de la biografía de quien fuera el símbolo del orden, que tanta falta nos hace ahora, Camilo Ponce Enríquez.

En clases sobre mitología griega aprendimos que a la boda de Peleo y Tetis fueron invitados todos los dioses del Olimpo, a excepción de Eris, la diosa de la Discordia, quien, ofendida, se presentó y dejó como regalo una manzana dorada con una inscripción: “A la más bella”, que se la disputaron ferozmente todas las diosas, mientras Eris, de lejos, contemplaba, feliz, la encarnizada pelea que ella había causado.

La pugna Asamblea-Consejo de Participación Ciudadana hallaría un desenredo en la justicia constitucional

Los que redactaron la Constitución vigente nos regalaron esta manzana dorada, el Consejo de Participación, que ha provocado esta terrible discordia en la que no habrá vencedores ni vencidos, porque serán derrotados la institucionalidad, el derecho, la ley. Todos perderemos. Y los dioses de Montecristi nos dejaron un segundo regalo, los recursos de protección, según los cuales un juez de cualquier materia, en la región más remota, se convierte en juez constitucional y dispone lo que se le antoja o conviene con autoridad sobre cualquiera de los poderes del Estado. Se acabó la doctrina de Montesquieu sobre la división de los poderes; eso en el Ecuador no funciona. Recuerdo a una diputada que sentenció ¡que Montesquieu había sido superado! Y recién empieza la contienda; que continuará con un rosario de nulidades. No habrá funcionario nombrado por cualquiera de los bandos que no sea impugnado por falta de legitimidad de origen o por no haber sido legalmente posesionado; puede que tengamos, también, dos contralores, dos fiscales, etcétera. La consulta popular propuesta por el Gobierno podría –de ser aprobada– retirar sus facultades nominadoras al Consejo de Participación. Podría, pero a futuro. La consulta, aparte de esto y lo de la extradición, es tibia, y no solucionará los problemas de gobernabilidad. Una docena menos de diputados no cambia las cosas. Por eso, pensamos muchos, como propone Simón Espinosa, que la consulta debería ser para derogar la Constitución de Montecristi y quedara vigente la anterior, la de 1998, actualizada. ¡A grandes males, grandes remedios!

Consejo de Participación Ciudadana: un organismo ‘clave’ por su atribución de elegir a las autoridades de control más importantes del país

Mencioné, más arriba, que aparecerá en estos días el segundo tomo de la biografía del expresidente doctor Camilo Ponce, cuya lectura nos recuerda muchas cosas que son aplicables en los angustiosos momentos que vivimos. Cuando lo visité, como presidente de la Escuela de Derecho de la Universidad Católica, para pedirle una conferencia sobre derecho constitucional, me dijo: “Lo único que los pueblos no perdonan es la anarquía”. Y así actuó en su vida pública, cuando, como ministro de Gobierno de Velasco Ibarra, en la interpelación del Congreso, sostuvo su doctrina de “las facultades implícitas” para impedir la anarquía. Más todavía, cuando presidente constitucional, para preservar el orden y contener la anarquía desbordada en Guayaquil y Manabí. (O)