Mañana se posesiona Guillermo Lasso. Debió ser en 2017. La encuesta de boca de urna y el recuento de votos lo daban ganador. Pero se cayó el sistema del Tribunal Electoral, y a los pocos minutos regresó con resultados revertidos. Rafael Correa con cara de pocos amigos proclamó ganador a Lenín Moreno. Desde entonces, Guillermo Lasso preparó su campaña electoral 2021 y también el inicio de su Gobierno, como un jugador de ajedrez que estudia la apertura que va a plantear al adversario. Porque Guillermo Lasso quiere jugar la partida de cuatro años y ganarla.

Un ajedrecista se prepara reproduciendo las partidas de grandes maestros. Para cuando la elección de 2017, un maestro a estudiar era Mauricio Macri, que en 2015 derrotó al candidato del socialismo del siglo XXI. Pero al cabo de cuatro años Macri quedó perdedor: en 2019 el electorado retornó al poder al socialismo del siglo XXI. La lección pasa a ser en qué erró Macri, para no incurrir en lo mismo.

En 2017 había otro maestro que estudiar: Sebastián Piñera, quien ganó su partida 2010-2014, al punto que nuevamente fue electo presidente en 2018. Su primera partida amerita estudiarse por lo que hizo bien. La más reciente merece un escrutinio minucioso, para descubrir por qué el pueblo chileno lo rechaza no solo a él, sino a todo el sistema político-económico, que el resto de América Latina admira con sana envidia. Los chilenos van a cambiar la Constitución de la era Pinochet, a pesar de que ya ha sido enmendada en numerosas ocasiones. Una muy amplia mayoría de los convencionales constituyentes están por reformas radicales, entre esas prohibir la inversión extranjera.

Lasso deberá estudiar minuciosamente qué fue lo que pasó que tomó por sorpresa a Piñera, para evitar que acá suceda lo mismo.

El primer gabinete de Lasso es el de un jugador de ajedrez. Todas las fichas están dispuestas de tal manera que controlan el centro del tablero. Hay equidad de género, y en los primeros nombres anunciados predominan las mujeres, para acentuarla. Entre los primeros también hubo abrumadora mayoría de quiteños, para dejar en claro que no se trata del gobierno de una claque guayaquileña. Lasso termina la apertura exitosamente, capturando el centro.

Entramos en la parte media del juego. Ahí hay estrategias, pero no jugadas de libro. ¿Cuáles serán las siguientes jugadas? Quizá, como lo ha anunciado, emitir desde el primer día un sinnúmero de decretos ejecutivos para reformar lo que está en sus manos hacer, y poner en movimiento a ese gigantesco Estado. Es más difícil maniobrarlo que a un portaviones. Eso dejaría sentada su ejecutividad. Que las soluciones vendrán rápido.

Tiene que ganar la colaboración de Pachakutik y la Izquierda Democrática: consolidar el centro. Con PK quizá deba buscar un mecanismo para que las comunidades indígenas sean partícipes de los beneficios de las minas y el petróleo, para que sean parte del proceso, y no oposición furibunda. Los beneficios no son inversión estatal, sino darle acceso a las comunidades a los recursos financieros para que inviertan en lo que consideren prioritario.

Luego viene el final de la partida, pero recién en 2024. Ahí volverán las jugadas de libro. Pero primero hay que asegurarse de que a la final se llega con ventaja posicional. (O)