Los hombres nacen y siguen siendo libres e iguales en derechos. Las distinciones sociales solo pueden estribar en la utilidad común”. Así empieza la Declaración de los Derechos Humanos y del Ciudadano, redactada en plena Revolución francesa, en 1789, que inspiró luego el lema francés “Liberté, Égalité, Fraternité”.

Más de dos siglos después, esta famosísima declaración sigue siendo una referencia mundial, que ha influido especialmente en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, promulgada por la ONU en 1948.

Sin embargo, más de dos siglos después, tanto esta mera frase como el conjunto de la Declaración de 1789 todavía son frágiles y de variable aplicación. Ningún país puede alardear de su perfecta conformidad con los derechos humanos.

Cada año, el 10 de diciembre, el Día Internacional de los Derechos Humanos, instituido en 1950 por la Asamblea General de la ONU para conmemorar el aniversario de la Declaración de 1948, permite enfatizar la necesidad de proseguir los esfuerzos para que el respeto de los derechos humanos sea una realidad mundial. Sin los derechos humanos no puede haber democracia. Sin ellos, la humanidad no puede florecer.

Siempre peligran los derechos humanos, y su mantenimiento es una lucha perpetua. Con lo cual todos debemos comprometernos con su defensa y promoción.

El debilitamiento de los derechos humanos constituye una primera etapa hacia la tiranía. La democracia y los derechos humanos son inseparables. La historia nos enseña que, sin democracia, cuando unas pocas personas concentran el poder, las violaciones de los derechos humanos se multiplican.

Los derechos humanos son la piedra angular de cualquier auténtica democracia. Lastimosamente, el año 2022 ha sido un año negro para los derechos humanos en el mundo. El acontecimiento más significativo fue la brutal e ilegal agresión a Ucrania por parte de Rusia, que se está desarrollando desde el 24 de febrero. El ejército ruso mata a civiles sin discriminación, bombardea hospitales y pretende apoderarse del territorio ucraniano, en completa violación del derecho internacional.

En muchas regiones, están amenazados los derechos y las libertades fundamentales del ser humano: la libertad de expresión, de prensa, de culto, de circulación, el derecho a la propiedad, a la integridad física, a una vida digna, etc.

El reciente Examen Periódico Universal de la ONU acerca del Ecuador arrojó luz en los avances que tuvieron lugar en los últimos años en este ámbito, así como en los ejes de mejoramiento. Tanto para Ecuador como para Francia y cualquier país del mundo, siempre es posible progresar.

La Embajada de Francia seguirá sosteniendo todos los proyectos que busquen reforzar los derechos humanos. Trabajamos a lo largo del año en este sentido. Luchamos contra la violencia de género y en pro de la salud sexual y reproductiva. Mejoramos el acceso al agua y a la vivienda. Nos comprometemos con el fortalecimiento del Estado de derecho. Apoyamos proyectos a favor de la educación y de la infancia.

Creer que las libertades de las que uno goza están establecidas definitivamente sería una ilusión. Siempre peligran los derechos humanos, y su mantenimiento es una lucha perpetua. Con lo cual todos debemos comprometernos con su defensa y promoción. (O)