Septiembre de 1972. Nace en la Universidad de Cuenca la especialidad de Periodismo, un espacio de formación de comunicadores sociales que buscaba atender una demanda social urgente: un mejor periodismo. Ocurría en la segunda universidad más antigua del país: la Universidad de Cuenca, creada en 1867, y con una proyección regional: esta casa de estudios atiende la demanda educativa superior de los jóvenes bachilleres de Azuay, Cañar, Morona Santiago, El Oro…

Apenas hemos pasado las celebraciones del Día del Periodismo Ecuatoriano, el 5 de enero, y el Día del Periodismo Azuayo, el 13 del mismo mes, y ya nos embarcamos en las Bodas de Oro institucionales. Las dos conmemoraciones se las perennizaron en el calendario anual en memoria de la publicación de Primicias de la Cultura de Quito, en el primer caso, y El Eco del Asuay (sic), en el segundo. A cargo de Eugenio de Santa Cruz y Espejo, el primero, y fray Vicente Solano, el segundo. Así, quedó marcado el inicio combativo y frontal del periodismo ecuatoriano, lo cual no quiere decir que lo siga siendo, 230 años después.

Si nos ubicamos históricamente en la época, el país de 1972 estaba marcado por un gobierno militar de facto que había derrocado la dictadura civil del doctor José María Velasco Ibarra. El mismo gobierno militar de facto promulgó, en 1975, el decreto de profesionalización de los periodistas que, hasta ese entonces, se habían formado en el fragor de la práctica diaria. Un cuestionado decreto que creaba conflictos de interés entre los beneficiarios y el Gobierno de turno, pues se consideraba que eran los menos indicados para esos menesteres.

Sin embargo, en la Universidad de Cuenca ya se formaban periodistas, académicamente. Inicialmente la especialidad de Periodismo se la vinculó a la Jurisprudencia, y luego a la Facultad de Filosofía, donde se ha mantenido y desarrollado como Escuela de Ciencias de la Comunicación Social y en la actualidad la carrera de Periodismo y Comunicación Digital. El más reciente cambio fue la separación de los cuerpos docentes para la formación de periodistas en sí, y comunicadores vinculados con aspectos como las relaciones públicas, dos áreas similares pero incompatibles.

El aporte de la carrera no ha sido solamente en las aulas; se ha manifestado a través de una serie de proyectos de vinculación con la colectividad y la producción de textos desde la investigación en el entorno actual: la digitalización de los medios. Una importante lista de nombres que han nutrido no solamente el periodismo local, sino el nacional e internacional.

La carrera de Periodismo de la Universidad de Cuenca cumplirá medio siglo de vida institucional en septiembre de este año, y para celebrarlo está en marcha el Libro Conmemorativo, que dejará en firme la historia y aporte en el contexto social y académico de la Atenas del Ecuador. Una fecha que coincide con tiempos de cambios profundos de este oficio, de esta profesión, de esta forma de ver y contar el mundo. Una conmemoración cuyo eje transversal serán los estudios éticos sobre el deber ser de una carrera seducida por la política y políticos. Golpeada por el ataque y el adulo. Pero siempre firme. (O)