El mindset es el conjunto de pensamientos y creencias que determinan el modo en que se vive la vida. Es el software que tienen todos los seres humanos y que es determinante para las ideas y formas de actuar. La palabra mindset no tiene una traducción exacta al español, se puede, sin embargo, asimilar al término mentalidad. El concepto fue desarrollado por la psicóloga y profesora de Stanford Carol S. Dweck, Ph. D., autora del famoso libro Mindset (2006). Analizando ejemplos en la educación, el mundo corporativo y los deportes, encontró la conexión entre el mindset y los resultados deseados. Investigó miles de casos de personas en el mundo y encontró que hay una mentalidad que promueve el crecimiento vs. una que lo frena, un mindset que empuja salir de la zona de confort y otro que ancla en el pasado, uno que ayuda a enfrentar positivamente los cambios y la incertidumbre, y otro al contrario que inmoviliza.

La buena noticia es que el mindset se puede gestar con la educación, el ejemplo, el reconocimiento y los hábitos de vida.

Siguiendo esta investigación. Dan Pontefract, experto en Liderazgo, encontró que “existen personas con un mindset de propósito”, quienes son apasionados, innovadores y comprometidos; cuando las personas tienen un propósito claro y presente en el día a día son capaces de “liderar de adentro hacia afuera”, de ser protagonistas de su vida. La autora y emprendedora Sandra Shpilberg en el 2021 publicó el hallazgo del “mindset del emprendimiento”, presente en aquellas personas que promueven nuevas empresas.

Sin un cambio profundo de mentalidad será muy difícil salir de la dinámica perversa: presentar demandas al Gobierno, luego este ofrece algo, se negocia con los grupos que presionan y si no se llega a un acuerdo se producen un paro y manifestaciones. Después el Gobierno cede y el paro se suspende. Finalmente las demandas son insuficientes y el ciclo se repite.

La buena noticia es que el mindset se puede gestar con la educación, el ejemplo, el reconocimiento y los hábitos de vida. Así como se busca desde distintas organizaciones e instituciones públicas y privadas promover la inclusión social y económica –esto es el acceso de toda persona a la educación, servicios de salud, oportunidades de trabajo, vivienda y seguridad dentro de una sociedad sin importar su origen, religión, etnia, género, entre otros–, deberíamos también trabajar fuertemente para incluir a todos en un mindset de crecimiento, de propósito y emprendimiento, basados en la convicción de que el poder del pensamiento crece y se vuelve infinito cuando muchas mentes lo comparten.

Sin desconocer que vivimos tiempos volátiles, complejos y difíciles para todos, y partiendo del hecho de que es necesario respetar y apreciar a todos como miembros valiosos de una diversa sociedad, es indudable que si son pocos los que creen o consideran que es posible salir adelante por sí mismos o están predispuestos primero a pedir sin comprometerse y sin asumir la propia responsabilidad por su desarrollo, es probable que las inversiones públicas tendrán muy poco efecto y en el mediano plazo surgirán nuevas demandas y paralizaciones. Tan importante como mejorar las oportunidades y la dignidad de la persona es formar masivamente una mentalidad que nos impulse a la prosperidad; quizás esta es la política de mayor impacto a priorizar. (O)