Mayo es por excelencia el Mes de la Madre y de la Virgen María, como si la una debiera ser espejo de la otra en una especie de reflejo lleno de virtud, sacrificio, amor insondable y pureza, ya que, desde tiempos inmemoriales, la madre está relacionada y representada como la mujer-virgen. Es decir, aquella que no tiene sensaciones amorosas salvo que estén relacionadas desde la maternidad y en una entrega exclusiva para sus hijos y esposo, pero ¿qué sucede cuando la madre no está dentro de una relación de matrimonio? ¿Qué pasa con las madres solteras o divorciadas?

A ellas

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Según Ecuador en cifras, en nuestro país la tasa de divorcio ha aumentado en un 54,4 %, entonces en este mes pienso en las madres que solas tienen que darse ánimos luego de un día duro. Las mujeres que tienen que lidiar con hombres que tratan de sacar partido de alguna desventaja económica, de quienes ofrecen ayudarlas a cambio de sexo y de los que no las valoran porque una mujer con hijos es mucho problema. Entonces, cuando por algún azar de destino, la vida les ofrece la oportunidad de ser felices, es imperativo que tomen el riesgo.

La felicidad es una puerta que se abre solo cuando dejamos de empujar y forzar las cosas. Usualmente aparece cuando creemos que nunca llegará, pero si la dejamos pasar o la postergamos muchas veces, podría cansarse de abrirse para nosotros. La vida es muy corta, sin embargo, iniciar una relación sentimental pasados los cuarenta siempre traerá incluido el temor al fracaso, al abandono o entregar el corazón y que nos lo rompan, lógicamente da terror, pero le tengo más miedo a la inercia y a ese aburrimiento que trae muerte en vida, por tanto, he elegido cruzar los puentes que se me han presentado.

(...) que la sociedad machista en la que vivimos logre comprender que las mujeres no dejamos de sentir al convertirnos en madres...

En consecuencia, creo que el amor brinda la fuerza y valentía necesaria para vencer los obstáculos que la vida pueda otorgarnos como desafíos cotidianos. De esa misma manera, estoy convencida de que somos amos de nuestro destino, responsables de nuestras acciones y las casualidades no existen, el tema siempre radicará en el riesgo que estemos dispuestos a tomar y el grado de compromiso que elijamos ofrecer para que la relación pueda desarrollarse en un ambiente de paz, confianza y bienestar. Es necesario tener claro que vendrán problemas y desacuerdos, pero solo la determinación a continuar mirando hacia una meta común puede hacer que la relación perdure y continúe, de lo contrario se ahogará ante la primera tormenta.

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Corolario, en este mes de las madres, aparte de muchos besos de hijos amorosos, cartas dulces, almuerzos y cenas en lugares bonitos junto a flores y chocolates, deseo que aquellas madres que se encuentran solteras o divorciadas logren coincidir con gente que las ame, respete y valore como mujeres. Espero de corazón que la sociedad machista en la que vivimos logre comprender que las mujeres no dejamos de sentir al convertirnos en madres y ansío que todos encontremos alguien que sostenga nuestra mano, nos mire con amor y nos bese la frente, agradecidos de tenernos en su vida. Como decía Jean-Paul Sartre: “No perdamos nada de nuestro tiempo; quizá los hubo más bellos, pero este es el nuestro”. (O)