Me llena de suma tristeza y de mucho miedo la situación del país en estos momentos. Se me vienen aquellas imágenes desgarradoras que vivimos todos los ecuatorianos aquel mes de octubre del 2019, en las que padres, madres, hermanos, hijos, familias enteras pasamos varios días de tensión. Poco a poco la historia se está volviendo a repetir como hace tres años, pero esperamos no sufrir las mismas consecuencias. Venimos de sobrevivir de una época difícil, y más allá de los motivos, esta nueva paralización tendrá un gran impacto negativo tanto en lo económico como en lo social.

En un país en donde persiste el desempleo y la pobreza, es necesario y congruente exigir cambios en pro del crecimiento, pedirle al Gobierno medidas que puedan darle solución a estos problemas económicos es algo que se bebe permitir hacer, pero el camino no debe darse mediante protestas que inciten la violencia, ni contribuyan al vandalismo, ni mucho menos al bloqueo de vías que solo provocan pérdidas económicas y agravan más la situación del Ecuador.

Absolutamente todos los ecuatorianos perdemos con las protestas violentas y el vandalismo, siendo el sector privado el más perjudicado. De acuerdo con cifras del Banco Central del Ecuador (BCE), los daños (deterioro a bienes muebles e inmuebles) y pérdidas económicas (ingresos no percibidos por falta de ventas) que dejó el paro nacional del 3 al 14 de octubre de 2019 al sector privado bordeó los $ 503 millones, cabe mencionar que el sector comercial fue el más afectado en aquellos días ya que representó alrededor del 24 % del total de daños y pérdidas. Muchos locales comerciales, malls y supermercados han comenzado a dejar de operar normalmente debido a la delincuencia que se está generando actualmente. Es lamentable que se deba cerrar por precaución y miedo, significará otra vez pérdidas para el emprendedor, pérdidas económicas que afectarán el empleo, pérdidas que se derivarán hacia los demás sectores productivos, pérdidas que al final del día nos terminarán perjudicando a todos.

Es de aplaudir que, a diferencia del paro nacional del 2019, algunos sectores importantes como el sector transporte, bananero, pesquero, textil y educativo estén a favor del progreso del país y no se hayan unido a las protestas recientes, asimismo, la lucha constante de las cámaras de Comercio, Industrias y Producción, y asociaciones exportadoras también han sido oportunas para que el emprendedor no baje los brazos y pueda seguir adelante y no caigan en la tentación de impulsar y participar de estas paralizaciones.

Hace unos pocos días el Banco Mundial proyectó que el Ecuador crecería el 4,4 % en este 2022, habrá que replantearse dicha cifra si la situación del país se mantiene. No solo Guayaquil es trabajo, el Ecuador es trabajo, hay que rechazar el paro y la violencia, no botemos a la basura todo lo que se ha construido en este año con el esfuerzo de gente laboriosa de todas partes del país.

Si queremos recuperar al Ecuador, combatir el desempleo y la pobreza, e impulsar la inversión, debemos empezar por cambiar nuestra mentalidad: NO al paro y al vandalimo, SÍ al trabajo y a la reactivación. (O)