Desde este espacio quiero comentar un tema que ha ganado titulares por algunos meses y es el hecho de los fabulosos triunfos que han conseguido nuestros deportistas.

Ciclismo, halterofilia, lucha, artes marciales, marcha, atletismo son algunas de las disciplinas que han ido sobresaliendo de forma casi mágica en los últimos años. Pero ¿qué realidad se esconde tras todas estas celebraciones?

Quisiera comenzar haciendo un análisis en relación con las disciplinas que nos han brindado tan altas satisfacciones, pues sin desmerecer a nadie, vale hacer notar que casi todas son disciplinas individuales. Por alguna razón, que no me atrevo a señalar, los deportes en equipo no resultan ser “nuestro fuerte”.

Otro tema que llama la atención es que casi todos los deportistas que han logrado llegar al podio en los últimos años son de provincias pequeñas. Del interior, como dirían los argentinos. Casualidad irónica, casi todos vienen de provincias a las que se les asigna muy poco o nada de presupuesto.

Para añadir un elemento más, diremos también que son disciplinas poco conocidas y mucho menos practicadas por los ecuatorianos en su conjunto. Y en ello resulta que, obviamente, los fondos que se asignan son igual de escasos. Deportes “raros” para una mayoría que se va enterando de la mecánica y las reglas del deporte cuando vemos al compatriota en la pantalla de nuestra televisión, luego de algunas rondas eliminatorias.

Sí, de algunas rondas, porque debemos reconocer que al inicio de cualquier competencia casi nadie se entera y peor nadie le apuesta a nuestros pobres atletas. Tal vez su familia y su entrenador que conocen del esfuerzo son los únicos que creen en él. El resto espera a verlos en las finales.

Creo que mucho se ha dicho sobre la falta de apoyo económico y del caos administrativo que reina en los organismos encargados del deporte en nuestro país, pero hoy más que volver sobre ese mismo tema, quisiera llamar la atención de los que no manejamos el dinero público, pero que sí podemos ser parte de la historia de estos héroes.

Claro que no estaría de más que las autoridades examinaran estos y otros puntos al momento de distribuir los planes y recursos que asignan anualmente. Conseguir un manejo técnico del tema, encargando a personas que realmente conozcan la problemática y sean capaces de brindar soluciones.

Pero al mismo tiempo, la diferencia la pueden hacer la prensa, brindando mayor cobertura; la empresa privada, financiando a algunos de los jóvenes; la opinión pública, generando expectativa para que sientan el apoyo de su gente; y cada uno en su sitio, apoyando con sintonía cuando compiten.

No sé si a usted le sucede, amigo lector, pero yo siento real emoción cuando escucho las notas del himno nacional o veo nuestra tricolor en estos eventos deportivos. Por ello, desde este espacio quiero agradecer a esos héroes que casi sin apoyo, y de manera silenciosa, le han regalado su sudor y su sacrificio a nuestro país. Que sepan que estamos orgullosos y agradecidos por esas inmensas alegrías que nos han brindado y esperamos que sigan los éxitos. (O)