Despertó una gran ilusión la reunión del viernes 12 de febrero entre los candidatos Yaku Pérez y Guillermo Lasso para alcanzar un acuerdo que permita establecer con claridad el candidato que pasará a segunda vuelta a competir con el candidato Arauz. Los dos se necesitan para superar la notable ventaja alcanzada por el candidato del correísmo. Me parece un tanto simplista, quizá ingenuo, el decir que Arauz, a pesar de ser el ganador de la primera vuelta, con el 32% de respaldo ciudadano, recibió el rechazo del 68% de los votantes, porque, con la misma elemental aritmética, se podría decir que tanto el candidato de Pachakutik, como el de la derecha unificada, CREO y PSC, que recibieron solamente el 20%, fueron rechazados por el 80% de la ciudadanía. Tampoco la segunda vuelta se resolverá, exclusivamente, por escoger entre correísmo y anticorreísmo, porque eso atañe principalmente a la clase media alta, y no afecta a los mileniales. Hubo una cierta grandeza en el candidato Lasso al aceptar que se revise la totalidad de las votaciones en el Guayas, y el 50% en otras 16 provincias, pero, luego, el 14 de febrero, envió una carta al Consejo Nacional Electoral restringiendo la extensión de lo acordado, para que solo se hiciera la revisión de la votaciones en las mesas electorales en las que Yaku Pérez presentara pruebas de la inconsistencia o ilegalidades que aducía; y pidió, también, que se haga la revisión de manera aleatoria, no total; redujo la revisión de 16 a 7 provincias. Añadió que para proceder a recontar ¡haya una conformidad, un consenso, de los otros 14 candidatos! Una condición imposible.

Me temo que con estos cambios de actitud se ha perdido la confianza entre las partes; más aún cuando el Consejo Nacional Electoral no cumplió con entregar, el lunes 15, un instructivo que regule el procedimiento de la revisión de votaciones. La confianza está resquebrajada. La confianza es como un cristal que cuando cae y se rompe, aun cuando se vuelvan a pegar sus partes, siempre quedan huellas, cicatrices. Varias organizaciones indígenas empezaron una movilización pacífica desde Loja y Azuay hacia Quito. El principal factor de desconfianza es el Consejo Nacional Electoral por sus actuaciones durante todo el proceso, y porque tres de sus cinco miembros son delegados de los dos partidos que apoyan al candidato Lasso. Para restituir la confianza, la revisión debería confiarse, enteramente, a los suplentes de los vocales titulares.

Parecería que mayores probabilidades de derrotar a Arauz la tiene Pachakutik, que CREO y PSC; es más fácil que la derecha, para evitar a la izquierda internacional, apoye a la centro izquierda, que este apoye, sin fraccionarse, a la derecha capitalista, aun si hubiera una alianza. Una debilidad de la derecha es su escaso número de legisladores; la Izquierda Democrática, tercera en número de legisladores, luego del correísmo y Pachakutik, parece que está en conversaciones con el correísmo para la elección de dignidades de la Asamblea, lo que conllevaría un apoyo a Arauz en segunda vuelta. El Ecuador, no los candidatos, es el que está en riesgo si no se concreta una alianza. ¡Se necesita visión, valor y sacrificio! (O)