Esa es la tónica, la característica, dominante en Latinoamérica, y de la que, por supuesto, no escapa nuestro país. Empecemos por una rápida visión de lo que ocurre en el vecindario antes de volver a lo nuestro. En Honduras acaba de obtener una cómoda victoria doña Xiomara Castro, esposa del expresidente Zelaya, derrocado en 2009; se autocalifica de izquierda y ha condenado ferozmente al actual presidente derechista, a quien acusa de presidir un narco-Estado. En Chile, es apasionante la lucha ideológica de segunda vuelta electoral entre el candidato de ultraderecha, Kast, y el candidato del Frente Amplio de Izquierda, Boric. El de la derecha obtuvo una ventaja de algo más del 2 % sobre el del Frente Amplio, pero eso parece se está revirtiendo en la segunda vuelta, porque Boric ha recibido el apoyo de todos los partidos de oposición al actual Gobierno derechista; figuras emblemáticas de Chile, como Ricardo Lagos, lo respaldan; se entiende que lo hará en breve Michel Bachelet; ha presentado, Boric, una lista de integrantes de su eventual gobierno con gente muy respetable de centro y centroizquierda; tal vez le hace bien una cierta inconformidad del Partido Comunista, aliado del Frente Amplio. La tendencia al momento parece favorecer a Boric, pero todavía faltan una veintena de días de campaña.

Pero volvamos al Ecuador, donde el Gobierno acaba de conseguir que entre en vigencia, por el ministerio de la ley, su proyecto de Reforma Tributaria, y esto gracias a la abstención del bloque correísta que impidió que el proyecto fuese negado y archivado. Las más diversas interpretaciones se han formulado sobre esta coincidencia del bloque del correísmo con el del Gobierno; por supuesto que el correísmo niega haber intentado favorecer al Gobierno, y dice que va a impugnar la ley ante la Corte Constitucional; al igual que lo anuncian Pachakutik y la Izquierda Democrática. Cómo actúen estos bloques ante el envío de los otros proyectos anunciados por el Gobierno, especialmente el de Reforma Laboral, es de difícil pronóstico: probablemente tratarán de guardar distancias con el régimen. Al momento, podría decirse que el Gobierno obtuvo una victoria muy importante para su política económica, que le permitirá obtener el respaldo de los organismos internacionales de crédito, como el Fondo Monetario y el Banco Mundial. Las acusaciones de un pacto entre los bloques que votaron por la abstención continuarán; algunos pensarán que el Gobierno se quedaba sin opciones de gobernabilidad si no conseguía la vigencia de su proyecto, y que no le quedaba otro camino que el señalado por Maquiavelo de “que el fin justifica los medios”.

Pero ¿se podrá continuar así? ¿Le tocará al Gobierno depender de la voluntad del correísmo o de cualquier otro bloque? Muy difícil gobernar sin una fuerza legislativa afín e importante. Con lo que ocurra próximamente, el presidente Lasso podrá convencerse de que hay que darle un nuevo rumbo al país, renovar la Asamblea y consultarle al pueblo sobre la derogatoria de la Constitución de Montecristi que ha dado lugar a esta anarquía constitucional y política, y quede en vigencia la de 1998, actualizada a los tiempos que vivimos. (O)