Aunque el propósito inicial de este artículo fue el de formular algunos comentarios sobre la reunión de la Celac, en la ciudad de México, pido disculpas por empezar refiriéndome a la designación del responsable del organismo de inteligencia CIES, porque se trata de uno esencial de la existencia del Estado. Solamente al conocer el reportaje del Diario EL UNIVERSO sobre los antecedentes del designado, que no ha presentado durante una docena de años su declaración del impuesto a la renta, el presidente le ha pedido la renuncia; esa reacción está bien, pero no releva de otras responsabilidades: de que no se haya verificado previamente los antecedentes del designado y, mucho más importante, si el designado conoce la materia de la inteligencia, de la seguridad nacional. El país atraviesa una etapa de inseguridad nunca antes vista: especialmente en la ciudad de Guayaquil se presentan asesinatos por sicariato casi diariamente; se bombardea una cárcel al parecer con drones; el Ecuador es un corredor del tráfico internacional de drogas; que también florece en lo interno; los carteles de la droga están instalados en el país, se disputan la supremacía en calles y cárceles: la Fiscalía lucha contra el crimen organizado con limitados medios; y en medio de este ambiente putrefacto no se puede nombrar responsables de la inteligencia, de la seguridad nacional, a desconocedores de la materia, a cualquier partidario de campaña. Consejero de Seguridad Nacional en Estados Unidos se designó a un Henry Kissinger. En el Ecuador hay gente muy preparada; así se designó al coronel Fausto Cobo para dirigir el sistema penitenciario. La seguridad es la columna vertebral del Estado.

En estos días, como presidente pro tempore, el presidente de México, trata de darle vida a quien hasta ahora prácticamente no la tiene, la Celac. Convocó AMLO a una conferencia de los países de América Latina y el Caribe. El gigante Brasil se retiró de la Celac. Esta nació por iniciativa de Chávez con el objeto de remplazar a la OEA y anular la influencia de Estados Unidos en nuestra área. Pienso que puede tener importancia como un foro regional de latinoamericanos y caribeños, pero será más complejo alcanzar una organización similar a la de la OEA, con su sede, sus funcionarios, y organismos tan importantes como la Comisión y la Corte Interamericana de Derechos Humanos. La polarización ideológica de América Latina conspira contra su éxito. Ya lo pudimos apreciar en estos días por el rechazo de algunos países a Cuba, Nicaragua y Venezuela. Resultó casi hilarante el pedido de Maduro de crear en América “una nueva institucionalidad”. Sin adoptar el tono de confrontación de los presidentes de Paraguay y Uruguay, el presidente ecuatoriano resaltó los valores de democracia y libertad y recalcó la necesidad de la integración económica, comercial, latinoamericana. Hay que dejar pasar un tiempo para poder apreciar si los esfuerzos de AMLO rinden frutos. Por lo pronto, en su territorio empiezan las negociaciones entre Maduro y la oposición para alcanzar elecciones libres con control internacional. Ojalá tengan éxito. Todo proceso de integración, de libre circulación de personas y bienes tiene relación con la seguridad. (O)