El ministro de Finanzas envió la proforma 2021 a la Asamblea. La Constitución dispone que la proforma presupuestaria en año electoral la prepare el gobierno entrante. Por lo que transcurridas las dos terceras partes del año, recién se tramita el presupuesto 2021. En octubre se presentará la proforma 2022.

Junto a la proforma se adjuntan las previsiones del cuatrienio 2021-2025. Pintan un panorama decepcionante.

Había la expectativa de que en su gobierno Lasso buscaría un ajuste rápido, y así en la segunda mitad de su periodo poder buscar la reactivación. Pero la propuesta es desacelerar el ajuste, a tal punto de que no se lo completaría durante el periodo presidencial: en 2025 todavía habría déficit fiscal.

No se contempla en la previsión una reactivación de la economía. Luego de un modesto rebote este año y el próximo, en que se recuperaría parcialmente lo perdido con la cuarentena, en 2023, 2024 y 2025 la economía crecería levemente. Recién en 2023 retornaría al tamaño de 2019.

El presidente Lasso impulsa la reactivación petrolera, cuya producción cae debido a que en el correato primó gastar la renta petrolera y no reinvertir. Lasso propone duplicar la producción durante su mandato y llegar a 1 millón de barriles diarios, con lo que habría una recuperación drástica de la situación fiscal, y habría dinero para atender la desnutrición infantil, que es su mayor prioridad. Finanzas, sin embargo, no lo cree posible, y su programación prevé que en los cuatro años la producción solo crecería 8 % y no 100 %. Una producción de unos 530.000 barriles diarios en 2025.

El gobierno de Moreno algo bajó el gasto en el rol de pagos de la administración pública, lo que se pensó se aceleraría con Guillermo Lasso, quien como candidato propuso un ajuste fiscal basado en reducir burocracia y mejorar la calidad de los servicios para la ciudadanía. Pero el Ministerio de Finanzas proyecta una leve alza sostenida en el rol pagos. Lo que se reduciría es el gasto de inversión.

Si Lasso ya tiró la toalla de reducir la tramitocracia, quiere decir que nadie lo podrá lograr, y ese lastre fiscal frenará el crecimiento y la disponibilidad de recursos públicos para atender necesidades sociales.

El candidato Lasso se negó a subir impuestos, rechazando el alza del IVA que el gobierno de Moreno prometió que haría el gobierno de su sucesor. La programación prevé para 2022 y 2023 un alza importante en la recaudación del IVA.

El presidente apunta a que ingresen capitales extranjeros para estimular la economía y baje la tasa de interés, y por ello se comprometió a la gradual eliminación del impuesto a la salida de divisas, que ahuyenta el ingreso de capitales. La programación contempla que se mantendrá sin cambios la recaudación de este impuesto.

Lasso plantea la apertura de la economía, y adoptó el lema “Más Ecuador en el mundo, más mundo en Ecuador”. Pero la programación no considera que habrá crecimiento importante ni de exportaciones ni de importaciones.

En definitiva, un panorama que extingue las expectativas de que el gobierno logre un cambio cualitativo en la economía. La programación lo pinta como gobierno de transición.

La esperanza es que en octubre, con la proforma 2022, se presente una programación radicalmente distinta y más ambiciosa. (O)