¡Qué bonita la vida, que da todo de golpe/ Y luego te lo quita, te hace sentir culpable/ A veces cuenta contigo, a veces ni te mira// ¡Qué bonita la vida!, que te mece con arte/ Que te trata de usted, para luego arroparte/ Te hace sentir valiente, otras tantas, don nadie/ ¡Qué bonita la vida! // ¡Qué bonita la vida!, cuando baila su baile/ Que se vuelve maldito, cuando cambia de planes/ Ahora juega contigo, otras tantas comparte/ ¡Qué bonita la vida!// ¡Qué bonita la vida!, tantas veces enorme/ Te acaricia y te mima, te hace sentir tan grande/ A veces eres su niño, a veces enemiga/ ¡Qué bonita la vida!// Y tan bonita es que a veces se despista// Es vida tu caminar/ Vida que arrampla cobarde/ Que lucha, que sueña y que perderás // Vida que vuelve a dar,/ Vida repleta de gente, que nace, que vive,/ Vida que viene y va!

Son extractos de la canción Qué bonita la vida, del cantante y compositor español Daniel Martín García, de su álbum publicado en el año 2013, y que siempre me impactó su letra.

Justamente por eso, en este último artículo del año, me alejo de toda la actualidad del país, para reflexionar sobre esta letra y su mensaje, de lo que es la vida, de lo que ocurre en ella y de lo agradable que puede ser este regalo tan grande, sabiendo que unas veces nos hace tropezar, otras nos lastima y otras nos deja a la deriva, pero seguro más veces son las que nos levantaremos, las que sanaremos y más veces son las que nos regalará alegría en nuestro camino.

Que nunca debemos perder la esperanza de que lleguen cosas mejores, pero sabiendo que eso no ocurrirá sin poner de nuestra parte, y tengan por seguro que la vida estará ahí para ayudarnos y recompensar todo lo bueno que hacemos.

Debemos ver a la vida como el más grande de los regalos, convencidos de que el camino no será algo estático, que cambia –y a veces en un instante–, que te da cosas, te las quita. Pero sea lo que sea, en lo que pienses y creas, y en quién creas, es tu oportunidad de vivir, experimentar, de sentir, de conocer, y esa es nuestra libertad, valor que nunca debemos dejar de proteger.

Por eso la vida es bonita cuando soltamos nuestras sogas, cuando dejamos de preocuparnos y pasamos a la acción, cuando disfrutamos de lo fácil, cuando aceptamos lo que viene y no esperamos otra cosa. Cuando podamos apreciar todo lo que tenemos, lo que somos y cuando apreciamos a quienes nos aprecian.

Y en esta pandemia que nos quitó tanto, hemos tenido que encontrar lo bonito de la vida redescubriendo las cosas, su valor y las prioridades; lo simple, lo que estaba a la mano y no lo veíamos, la salud, la unión familiar y los espacios juntos, la naturaleza, el deporte, el bajar la velocidad a la que veníamos y que no alcanzábamos a ver nada, solo el paso del tiempo. Sí, la pandemia también nos dejó, no solo nos quitó.

Este año para quienes perdieron un familiar o lo tienen enfermo, mi solidaridad; para quienes recibieron la llegada de un nuevo miembro en la familia, mis bendiciones; para los que triunfaron, mis felicitaciones; y para los que fracasaron o se equivocaron, mi ánimo, que la vida es bonita, viene y va. ¡Feliz 2022! (O)