Nuestros países latinoamericanos parecen estar unidos por vasos comunicantes. Eso nos obliga a seguir con atención lo que ocurre en la región, y, al presente, las elecciones en Chile, donde han pasado a segunda vuelta dos candidatos que significan el enfrentamiento de dos tesis políticas radicalmente opuestas de izquierda y derecha, relegando a partidos tradicionales. Así ocurrió en Ecuador hace medio año, y luego en Perú; en ambos casos la victoria se decidió por estrecho margen, lo que fue negativo para la gobernabilidad.

El escenario en Chile tiene un factor adicional: simultáneamente a las elecciones generales, presidenciales y de renovación parcial de legisladores en las dos Cámaras, está reunida una Asamblea Constituyente preparando una nueva Constitución que reemplace a la actual, dictada bajo la influencia de Pinochet. El primero de los clasificados a segunda vuelta es el candidato de la ultraderecha, dicha fascista, José Antonio Kast, quien, de ganar, gobernaría con una Constitución progresista, resultado de la composición que tiene la actual Convención; seguramente se sentiría más cómodo con la actual Carta Política. En cambio, con la nueva Constitución se encontraría a sus anchas Gabriel Boric, el joven candidato de la izquierda. Resalta la Mesa de la Convención el que los dos candidatos finalistas, el día de la elección, fueron enfáticos en declarar que resguardarán el proceso constituyente. Pero otra cosa será cuando la Convención presente su proyecto de Constitución para someterla a plebiscito. Si gana Boric, ese proyecto sería holgadamente aprobado; si el triunfador es Kast, él podría pedir a sus partidarios que lo nieguen y quedaría vigente la Constitución actual.

Haría falta una bola de cristal para adivinar quién será el triunfador el domingo 19 de diciembre. Solo es dable especular sobre lo que vendrá. Es notorio que la votación de la capital, Santiago, se inclinó, con apreciable margen, por el candidato de la izquierda, donde, por tanto, hay mayor receptividad por las proclamas en favor de las tesis de igualdad de los sexos, del matrimonio igualitario, de condena a toda discriminación contra la mujer, de garantizar educación no sexista, de reconocimiento al derecho al aborto en ciertos casos, etc. Fuera de Santiago, y notoriamente en el sector rural, la votación fue más conservadora, votó mayoritariamente por Kast. Me atrevería a decir que una parte de la población se preocupó por la violencia de las manifestaciones contra el orden actual durante los hechos que condujeron a la convocación a una Constituyente y ha decidido dar un paso atrás y apoyar a la ultraderecha. Ambas candidaturas buscarán acercarse al centro político y obtener el apoyo de los partidos y movimientos que apoyaron a los otros candidatos.

Parisi, el tercero, quiere que se escuche a los candidatos triunfadores, y hacer, luego, una consulta digital. En la Democracia Cristiana, con Jana Provoste, dicen que son un partido por los cambios y, por tanto, apoyarían a Boric. En fin, será una final de infarto, cabeza a cabeza. El Gobierno ecuatoriano, por supuesto, deberá guardar un prudente silencio, pues le tocará trabajar con el ganador, entre tantas cosas, por el ingreso a la Alianza del Pacífico. (O)