En medio de la incesante turbulencia política, hay cambios positivos que pasan desapercibidos. El progreso es resultado del trabajo constante y silencioso de muchos años y realizado por un sinnúmero de individuos que consciente o inconscientemente contribuyen a la misma causa. Un ejemplo de esto es la política comercial ecuatoriana.

Un primer paso se dio a fines del gobierno de Correa, cuando el entonces mandatario dejó implementado un tratado de libre comercio. Afortunadamente, el fin del auge de las materias primas, incluido el petróleo hacia fines de 2014, llevó a un gobierno proteccionista a implementar el acuerdo comercial de mayor importancia para Ecuador en décadas.

Textos y traducción avanzan para firmar acuerdo comercial con China

El TLC con la Unión Europea (UE) ha logrado que las exportaciones ecuatorianas hacia el bloque crezcan en un 53 % durante los primeros seis años (2017-2022). Los consumidores y emprendedores ecuatorianos también se han visto beneficiados, habiendo crecido las importaciones en un 73,5 %. Luego, durante la administración de Lenín Moreno, entró en efecto el acuerdo comercial con el Área de Libre Comercio Europeo (EFTA) que nos abrió al comercio con Suiza, Noruega, Islandia y Liechtenstein. Durante la administración de Moreno también se firmó un TLC con Reino Unido, que entró en efecto en enero de 2021.

El Gobierno actual ha priorizado la apertura y podría ser, si continúa avanzando a un paso acelerado, y si no lo obstaculiza la Asamblea, un logro para el país. Se firmó un TLC con Costa Rica, acuerdo que posibilitaría la inserción de los productos y servicios ecuatorianos, por lo menos de manera indirecta, en las cadenas de suministro globales. También está cerca de culminar la firma de acuerdos con Corea del Sur, Canadá y China.

97 % de la oferta exportadora de Ecuador a Costa Rica se beneficiará con el acuerdo comercial

(...) Ecuador lleva años sentando las bases para tener una economía abierta...

Es importante el trabajo que ha venido realizando el Ministerio de Producción, Comercio y Pesca en conjunto con gremios del sector privado para mejorar la competitividad de la economía. La Cámara de Industrias de Guayaquil, por ejemplo, propuso el año pasado 22 reformas que podrían mejorar la competitividad sin necesidad de que la Asamblea apruebe nuevas leyes. Desde ese entonces, se han eliminado restricciones a los horarios de trabajo, se han reducido las tasas ARCSA luego de registrar un producto y el costo y tiempo de permisos y evaluaciones que exigen el INEN y el Servicio de Acreditación del Ecuador (SAE). Esto reduce costos que son importantes sobre todo para las empresas pequeñas y medianas, ahorros que luego se traducen en precios más bajos y mayores opciones para los consumidores.

Por supuesto que todo esto es difícil apreciarlo en momentos en que la economía lleva años con un nivel de crecimiento mediocre. Probablemente esto siga siendo así debido a un contexto internacional complicado y a una situación de seguridad cada vez más delicada. El financiamiento a nivel mundial se ha encarecido y a nivel local continúa siendo menor de lo que fuera si nuestro sistema financiero estuviese integrado al del resto del mundo. El régimen tributario, el código laboral y las regulaciones financieras y de las empresas continúan mermando la competitividad. Pero no hay que dejar de reconocer que con la agenda comercial Ecuador lleva años sentando las bases para tener una economía abierta, incentivando otras reformas. (O)