Hace un mes escribí el artículo ‘Salvar negocios’, en él planteé recomendaciones para emprender y para que las empresas perduren en una economía gravemente golpeada por el COVID-19 y la falta de vacunación masiva; ahora, me gustaría ofrecer ideas para salvar el transporte público cantonal e interprovincial, utilizado a diario por miles de ecuatorianos para comercio, industria, trabajo, salud, estudios, compras y turismo, en general.

El transporte público –tan importante para el desarrollo económico–, genera mucho empleo directo e indirecto y ha sido severamente afectado por la pandemia, por la reducción de la demanda de viajes, decrecimiento de la economía y subida mensual del precio del diésel, cercano a $ 1,44/galón, que incrementó el déficit operativo de las empresas privadas de transporte; en consecuencia, la Agencia Nacional de Tránsito (ANT) mediante Resolución n.º 050-DIR-2021 ANT dispuso aumentar el precio de los boletos en 15%.

Al decir que hay que mirar no solamente el árbol sino el bosque, nos referimos a pensar estratégicamente –como deben hacer las empresas profesionales– en el mediano plazo, implementando acciones que resuelvan un problema puntual y que sirvan para generar liquidez, ser más eficientes y, así, poder atender obligaciones con empleados, proveedores, acreedores, seguridad social, impuestos, mantener activos (buses), entregar dividendos a los accionistas y mantener contentos a sus clientes. Entonces, recomiendo que salvemos a las cooperativas y empresas de transporte con las siguientes propuestas para la ANT: a) Realizar un estudio actualizado de rutas y frecuencias para conocer su importancia y rentabilidad; b) Evaluar la liberación de los precios de los viajes para rutas de más de 100 km, estableciendo requisitos mínimos para el servicio AAA, que incluya en la tarifa una compensación por kilómetro viajado; c) Calcular el costo de operación de rutas de menos de 100 km para fijar un precio de venta por ruta, que sea sustentable; d) Evaluar el uso de gas natural licuado, combustible más barato y menos contaminante, en sustitución del diésel; e) Promover que los empresarios del transporte se organicen en sociedades anónimas que cumplan con normas de contabilidad financiera y cuenten con un buen gobierno corporativo; f) Motivar las fusiones, buscando economías de escala y así, considerar incentivos tributarios para este propósito; g) Solicitar a la CFN líneas de crédito para refinanciar pasivos a 10 años plazo en banca de primer piso (directo) y que se financien buses nuevos en banca de segundo piso (por medio del sistema financiero); y, h) Verificar el funcionamiento de los kits de seguridad (GPS, botón y cámara de seguridad).

Hay que destacar que el precio internacional del diésel supera los

$ 3/galón; por tanto, se necesita una transformación radical del ecosistema de transporte y la política pública, desechando medidas puntuales que no resuelven su problema de fondo. Debemos tomar medidas de mediano y largo plazo respecto del costo del diésel, porque le conviene al Estado eliminar subsidios que aumentan el déficit fiscal. Salvar el transporte es bueno para todos. (O)