Desde la voluntad popular, muchos hermanos aunamos fuerzas para que con nuestro voto un modelo de gobierno sea elegido. Fuimos muchos los que creímos en los planes y la capacidad que poseen para poder sacar al país de la difícil situación sanitaria en la que se encuentra. Yo, personalmente, he visto morir a mi familia y a muchos hermanos esmeraldeños y ecuatorianos a manos del COVID-19, personas que tenían familias, hijos, esposas, nietos, y que lucharon incansablemente por vivir, pero que no ganaron la batalla. El voto hacia usted reflejado es ahora su compromiso y a la vez una esperanza de vida para todos aquellos que ansiamos ver a nuestros adultos mayores a nuestro lado por mucho más tiempo. Luego del 24 de mayo, día en que usted y el presidente electo tomen posesión, los ecuatorianos esperamos con ansias un programa de vacunación eficiente, incluyente, adecuadamente dimensionado, dirigido a quienes en realidad son el motor económico y social de este país. Esperamos hospitales con capacidad suficiente en las unidades de cuidados intensivos (UCI), con medicinas y con el personal suficiente para salvaguardar la vida.

Permita usted que la academia se integre al desarrollo productivo del país y que ayude a su vez a diseñar e implementar respiradores, equipos médicos y demás instrumentos que puedan ayudar a los galenos al tratamiento de los pacientes. No permita que iniciativas como las de Openventi, Kia Motors, Ambacar y otras cuantas automotrices vuelvan a ser desechadas a la basura por la burocracia únicamente, pues estos ventiladores mecánicos seguramente podrían haber salvado la vida de miles de ecuatorianos que hoy yacen bajo tierra. Permita, de la misma manera, que iniciativas técnicas de profesionales capaces apuntalen el desarrollo de una nueva normalidad con base en la medición con sensores de la calidad de aire, su recirculación y al adecuado cumplimiento y dimensionamiento de las normas de bioseguridad. Ayude a disminuir la probabilidad de contagio del COVID-19 sin tener que cerrar los locales comerciales, pues este sector es representativo en el PIB y ha sido golpeado duramente.

Un cambio económico suele acompañarse de una revolución social, en donde la era del conocimiento debe ser preponderante, en donde la salud además de ser un derecho de todos, debe ser apoyada desde la academia, para que la investigación sea el puntal de desarrollo de este y otros sectores; para que nuestro país deje ser un exportador de materia prima y se dé ese valor agregado a los productos y servicios, que nos permita generar empleos y mejorar nuestra calidad de vida. El reto es arduo, pero cada uno de los ecuatorianos que confiamos nuestro voto hacia ustedes estamos dispuestos a arrimar el hombro de manera desinteresada, con el ahínco de ver un país de progreso y de darles un futuro a las nuevas generaciones. Un país libre de corrupción, un país sin fronteras económicas, que se integre comercialmente y que no estigmatice a las clases sociales. Finalmente les pido luchar por un Ecuador culto, igualitario, un país de derecho y con libertad de expresión, en donde nuestros hermanos migrantes sueñen con volver y traer su experticia a la patria que los vio nacer. (O)