Las tasas de interés están al alza, tanto aquellas para depósitos como para créditos. Lo que contradice lo que quieren los clientes que demandan crédito bancario, quienes sostienen que las tasas tienen que bajar. Pero las circunstancias obligan a lo contrario.

En primer lugar, la inflación. Con 3,8 % de inflación, los depositantes requieren algún estímulo para guardar y no gastar su dinero. A diferencia de los asiáticos, los latinoamericanos somos poco propensos al ahorro, por lo que nos tienen que estimular con un buen rendimiento. En junio la tasa de interés promedio en los ahorros y certificados de depósito de todos los plazos fue de 5,67 %, pero para septiembre subió a 6,13 %.

Los bancos pasan a los clientes de crédito el mayor costo de captación. Suben las tasas de interés para préstamos.

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Pero ese no es el único factor. En la primera parte de 2021, la banca estaba muy preocupada por la oferta de campaña del candidato correísta, quien lideraba las encuestas, que si ganaba la Presidencia entregaría $ 1 mil a cada uno de sus seguidores que se registrase durante la campaña. La plata vendría de las reservas monetarias en el Banco Central. Esos fondos no son del Central, sino de nuestros depósitos en los bancos privados. Por lo que la banca tuvo que guardar dinero como provisiones u otras cuentas, para resguardarse de la confiscación. Aráuz no ganó, pero había otro peligro: la cuarentena que hizo que buenos clientes empresariales y ciudadanos cuidadosos con sus tarjetas de crédito entrasen en dificultades para pagar. Los bancos tuvieron que mantener mucha liquidez para poder atender a sus depositantes, aunque sus deudores cayeran en mora.

A mediados de 2021 los bancos ya habían calibrado este impacto, y encontraron que tenían demasiada liquidez: plata que les cuesta, pero que no produce. Por lo que se lanzaron agresivamente a prestar, lo cual incidió en la caída de la tasa de interés. Entre julio 2021 y julio 2022, los bancos incrementaron el crédito en $ 6 mil millones, a pesar de que los depósitos solo crecieron $2.600 millones. O sea, prestaron varios miles de millones de su exceso de liquidez. Ahora no hay liquidez excesiva. Los bancos prestan en función del aumento de los depósitos, lo que lleva a que suba la tasa de interés. En junio la tasa para sus mejores clientes, los corporativos, promedió 7,31 % y para septiembre subió a 8,35 %, muy cerca del tope legal (8,86%).

A mayor tasa, menos inversión, por eso sería bueno que bajen las tasas. Pero es un error querer hacerlo a dedo. Con eso solo se consigue que se seque el crédito. Hay que crear las condiciones para que aumenten los fondos en los bancos. Una de esa manera es que venga dinero del exterior, y es uno de los motivos para vender el Banco del Pacífico. Un banco latinoamericano o de cualquier otro origen que lo compre podría traer dinero al Ecuador para captar más mercado.

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Otra manera es reestructurar el mercado de valores. Las empresas triple A se financiarían más en el mercado de valores y menos en los bancos, con lo que estos tendrían fondos para prestar a otros clientes. Hay un proyecto de ley listo esperando que haya las condiciones para su aprobación por la Asamblea.

La venta del Pacífico y la ley de mercado de valores son indispensables para que tengamos dinero más barato. (O)