Los escenarios sociales y sus circunstancias llevan siempre en sí mismos luchas y debates. Analizo dos de ellos que se encuentran en las antípodas: la pobreza asociada a la dependencia y la bonanza relacionada con la producción y control de la ciencia y la tecnología.

El contexto de la pobreza, en gran parte, está definido por características sociales como el rechazo a quienes forman parte de ella, abandono político, falta de educación, precariedad sanitaria, deterioro de las relaciones humanas, sufrimiento material y emocional que en muchos casos genera violencia, protesta, impotencia y dolor. El escenario científico y tecnológico está caracterizado, en gran medida, por formas de vida relacionadas con la investigación y aplicación tecnológica de los conocimientos científicos, la producción de dispositivos para la vida social, el mejoramiento material de las condiciones de vida, el deterioro implacable del planeta y el mercado-consumo. Evidenciando así las diferencias entre grupos sociales que producen y venden ciencia y tecnología, con los que solo las consumen.

Los resultados negativos de la pobreza nos envilecen de una cierta forma, nos hacen insolentes, definidos por el desparpajo y nos llevan en muchos casos a una marginalidad que valida códigos de conducta propios a esa condición de precariedad que desafían abiertamente al mundo de quienes están cómodos y reivindican formas de urbanidad y ética. La desfachatez se enfrenta a la compostura y en muchos casos, se impone a ella. “Si roban, roben bien” y tantas otras manifestaciones de esa índole tienen más acogida social entre nosotros, que el recato del correcto y que guarda las formas.

Los efectos negativos de la ciencia y la tecnología son el extravío de los grupos de las que provienen, transformándolos en soberbios, controladores de la historia y en muchos casos en inclementes mercaderes alejados de la solidaridad. Los altos niveles de desarrollo científico generan condiciones de bienestar material inimaginables para la inmensa marginalidad social planetaria y también manifestaciones que tienen que ver con manipulación genética, inteligencia artificial, viajes espaciales y transformaciones personales desde la tecnología. Chips implantados en el cuerpo, mejoramiento de capacidades intelectuales, nacidos más inteligentes y sanos, belleza física pre pagada… transhumanismo. Para alejarse de las enfermedades, ser más inteligentes y ampliar las limitadas capacidades de una naturaleza humana que, para ellos, es insuficiente y representa el objetivo a rebasar.

Las posibilidades de superación espiritual ni siquiera son percibidas pues se apuesta todo a lo cognitivo y tecnológico, soslayando el infinito mejoramiento moral planteado por filosofías y religiones que busca sostenibilidad y vida. Transhumanismo o decadencia fatal por la exaltación de la materia y de la siempre limitada razón objetiva, también un absurdo mortal que transita irreflexivamente caminos de no retorno… a menos que los seres humanos potenciemos nuestras capacidades espirituales para equilibrar nuestras vidas en este mundo cada vez más artificial, virtual y tecnológico. (O)