El invierno en este 2023 sigue golpeando con fuerza a todo el país. En enero, las intensas precipitaciones provocaron graves estragos en las carreteras de la provincia de Loja. Incluso hubo deslaves y deslizamientos de tierra en vías como la Loja-Catamayo, que provocaron caos por horas. En la ciudad de Ibarra, capital de la provincia de Imbabura, el río Tahuando se desbordó e inundó viviendas y comercios. Y en Guayllabamba, una parroquia de Pichincha, los derrumbes se dirigieron a decenas de casas y bloquearon vías.

En febrero, el invierno se ensañó con la provincia de El Oro y otra vez con Loja, con la crecida de ríos, afectación de viviendas, caída de puentes y la pérdida de miles de hectáreas de cultivos.

Pero marzo ha sido el mes en el que las lluvias han subido de intensidad, sobre todo en las provincias del Litoral, donde hasta el miércoles 8 sumaban 120 cantones afectados por 440 eventos peligrosos derivados de las intensas lluvias.

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En Manabí, Chone ha sido el cantón más golpeado, no solo por las pérdidas económicas que se estiman en alrededor de $ 4 millones, sino también por las víctimas mortales que llegan a tres, por las 2.000 familias damnificadas y por las casi 3.000 hectáreas de cultivos que se han perdido.

Las previsiones del clima son que las lluvias intensas en la Costa ecuatoriana continuarán en lo que resta de marzo y serán más moderadas en el próximo abril.

Hoy urgen acciones para mitigar los duros efectos del temporal partiendo por dar asistencia a todos los damnificados que suman cientos y que algunos han perdido sus viviendas, otros su sustento diario y otros más se encuentran incomunicados por la caída de puentes y daños en las carreteras.

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Es momento, además, para un trabajo conjunto entre el Gobierno central y los Gobiernos autónomos descentralizados, para la canalización inmediata de recursos y obras emergentes con el involucramiento de la ciudadanía. Solo así se podrá superar esta dura etapa por el severo invierno que vive todo el país. (O)