En Ecuador, donde la paupérrima situación económica de miles de familias provoca que muchos niños tengan un bajo rendimiento escolar por estar malnutridos, y en respuesta a ello exista el Programa de Alimentación Escolar, ocurre que lotes de colaciones caducan estando embodegados.

Esta semana, en un operativo conjunto, representantes de la Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria (Arcsa), Fiscalía e Intendencia de Policía de Chimborazo encontraron, en dos galpones del Parque Industrial de Riobamba, 25.000 cartones con galletas y coladas caducadas, que eran parte del Programa de Alimentación Escolar.

Varias son las posibles explicaciones para que ocurran este tipo de hechos. Una podría ser la falta de capacidad para realizar las delicadas funciones encomendadas a quienes deben garantizar que un programa de tal relevancia cumpla el objetivo de que los niños cuenten con una colación, a manera de ayuda nutricional, para su desarrollo físico y aprovechamiento cognitivo.

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Si no fuera falta de capacidad de los funcionarios encargados, podría tratarse entonces de irresponsabilidad agravada por corrupción, lo que explicaría que se adquieran lotes de alimentos que no van a ser repartidos. El perjuicio para el Estado sería de casi dos millones y medio de dólares, pero más perjudicial es que los niños a los que estaban destinadas esas colaciones no las recibieran.

El viceministro de Gestión Educativa ha aclarado que una cadena de decisiones que se tomaron a nivel ejecutivo entre el 2013 y 2015 provocó que la alimentación escolar sea producida directamente por las fábricas y entregada en las escuelas.

Es preciso que se aclare quiénes fueron responsables de esa compra (”Lote PE01C116M20. Fecha Elab. 01/10/16. Fecha Exp. 04/17″) para determinar si era necesaria o fue adquirida en exceso, y por qué no funcionaron los sistemas de control que garanticen que los requerimientos de compras estén justificados y lleguen a sus destinatarios finales. (O)