Uno de los deberes que tiene el Estado para tratar de controlar la violencia que vive el país es mantener el monopolio de la fuerza, bajo el estricto uso de las leyes. Pero sabemos que actualmente el crimen organizado reta este “deber ser” para ganar espacio y poder a base del temor. Por ello, el disminuir la llegada a sus manos de armamento es un punto importante.

La noticia de la captura de 19 personas vinculadas a bandas dedicadas a producir y traficar armamento y explosivos emerge como un pequeño alivio para la ciudadanía, ya que, al menos, los detenidos dejarán de proveer la principal herramienta que utiliza la delincuencia para expandir el miedo, su principal ‘activo’. Este es un trabajo que debe continuar, porque dependiendo de la demanda real de armamento ilegal habrá quienes lo sigan viendo como ‘un negocio’ pese al problema que causa a la sociedad ecuatoriana.

Este operativo se realizó en seis provincias del Ecuador y puntos estratégicos en Colombia. En el arsenal que manejaban se encontraron rifles, carabinas, escopetas, pistolas y más. El comandante de la Policía, Fausto Salinas, indicó que esta banda abastecía a grupos delictivos de Ecuador y Colombia. Algo que se conoce tras un año de investigaciones.

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Más acciones de este tipo son vitales en un escenario en que los asesinatos, lamentablemente, se han convertido en la conversación cotidiana de los ciudadanos, especialmente en Guayaquil, que es parte de la Zona 8 (con Durán y Samborondón), en donde solo en las primeras dos semanas del año se contabilizaron ya 80 muertes, de acuerdo con un seguimiento de este Diario. Nueva Prosperina, sur y Esteros son los sectores más afectados por este mal. En toda la zona ya existían desde antes estructuras criminales, pero los niveles de violencia actuales jamás se habían visto y se deben tomar medidas.

Entre las primeras razones de ser del Estado está brindar seguridad a sus integrantes, pero eso no se cumple de manera cabal. Por ello, su presencia es más que urgente para brindar sosiego. (O)