Un relevo significativo en su gabinete ha debido realizar el presidente Guillermo Lasso, por motivos de fuerza mayor. El pasado miércoles posesionó a Alexandra Vela Puga como la nueva ministra de Gobierno, tras la aceptación de la renuncia de César Monge, quien debe atender su salud. El mandatario dijo tener sentimientos encontrados al respecto: tristeza, por la renuncia de Monge, y satisfacción, por el honor de contar con Vela.

El discurso de posesión de la flamante ministra fue preciso y claro, acorde con su trayectoria y preparación. Dio un breve repaso de lo que ha sido la política ecuatoriana de las últimas décadas y resaltó el hecho de que en un lapso de diez años se produjo un fenómeno para romper el sistema democrático, utilizando los mecanismos electorales, pero que ahora está produciéndose una transición, y esta se da en momentos sumamente críticos.

Ciertamente, el Ecuador se encuentra en punto de quiebre y de expectativas, lo que puede ser aprovechado para enrumbarlo. Hay una especie de propensión a los acuerdos, al diálogo, a sumar esfuerzos desde varios sectores. Al mismo tiempo hay actores que tratan de exacerbar vulnerabilidades en un contexto internacional de protestas y disconformidades.

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La ministra ha identificado que “la primera gran tarea es defender la democracia. Consolidar la institucionalidad republicana (...). Si es que no se logra consolidar la democracia y defenderla ante los ataques que se producen para tratar de destruirla, entonces no tendremos un Estado de derecho que les permita a los ecuatorianos salir de la crisis”.

Considera también que se deben discutir los consensos, acuerdos y compromisos de cada uno. Su amplia trayectoria política y su desempeño en la esfera pública, además del prestigio acumulado en el área académica, la acreditan y le auguran éxito en el cumplimiento de sus tareas. Es deseable que sus interlocutores comprendan la relevancia de la coyuntura política que comparten y sumen esfuerzos en beneficio de un país que merece despegar. (O)