El próximo domingo 13′450.047 ecuatorianos y extranjeros residentes en Ecuador tendrán en sus manos la herramienta más poderosa en democracia: el voto.

En la curva final de la campaña los candidatos a prefectos y alcaldes se hacen más visibles con sus ofertas. No son las únicas autoridades que se elegirán el 5 de febrero. Concejales, vocales de juntas parroquiales rurales y siete miembros del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social también saldrán de esta jornada. A cada una de las personas elegidas los ciudadanos no solo dan su representatividad, sino la facultad de tomar decisiones que influirán positiva o negativamente sobre sus vidas, según las determinaciones en el ejercicio del poder.

Con el referéndum el arbitrio es más directo. Las ocho preguntas implican cambios que entrarán en vigencia una vez que los resultados sean proclamados y su contenido vaya al Registro Oficial.

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La responsabilidad de quienes están habilitados para el sufragio es enorme. La elección de buenos o malos gobernantes locales en los comicios, así como el sí o el no en la consulta solo dependen del voto informado, más allá de la feria de ofertas que se incrementará hasta el 2 de febrero, cuando concluye el periodo oficial de campaña, aunque hará ruido en redes sociales durante el silencio electoral que en teoría es tiempo de reflexión y debe garantizar o sancionar el Consejo Nacional Electoral.

Las propuestas incompatibles con el cargo para el que se postulan, demagogia u ofrecimientos imposibles de cumplir para tratar de convencer a los ciudadanos de darles su favor son acciones que deben ser sancionadas por la autoridad electoral y pueden ser castigadas en las urnas. Las funciones y atribuciones de los cargos a elegir constan en la Constitución. Conocerlas es un medio para que cada ciudadano pueda evaluar y analizar la potencialidad de las promesas que se hacen.

Como dijo Abraham Lincoln: “Una papeleta de voto es más fuerte que una bala”. El próximo domingo, el poder lo ejercen los ciudadanos. (O)