En junio de 2014, la entonces alcaldesa Alexandra Arce (AP) señaló: “La administración puede garantizar que en 18 meses, el 100 % de las actuales redes de distribución de Durán tendrán agua filtrada las 24 horas del día, los 7 días de la semana”.

Con ese objetivo firmó un convenio de financiamiento con el Banco del Estado para la realización de un proyecto, en un plazo de año y medio. El 30 de diciembre del mismo año firmó un contrato con la compañía Eseico, por más de veinte millones de dólares para el mejoramiento y optimización del sistema de conducción de agua potable.

En los siguientes siete años los habitantes del quinto cantón más poblado del país continúan quejándose por falta de agua y en algunos sectores la provisión de este recurso se realiza mediante tanqueros. Sus vecinos –Daule y Samborondón– han tenido distinta gestión municipal con resultados en otra dirección.

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El plan que se ofreció como solución para la provisión de agua en Durán, y que debía estar listo en 2016, incrementó su costo hasta los $ 31,6 millones, y fue incumplido. Ahora se necesitan otros $ 29 millones de inversión para construir los pozos que no se hicieron y que son urgentes, a criterio del nuevo gerente de Emapad-EP (Empresa de Alcantarillado y Agua Potable de Durán), quien sostiene que los antiguos pozos ‘repotenciados’ concluyen su vida útil en 2025.

A mediados de este mes, el alcalde de Durán junto al gerente de Emapad-EP anunció la declaratoria de emergencia sobre la provisión de agua potable, debido a la baja presión e intermitencia del servicio a causa de daños en el área de bombeo, para poder invertir recursos del Municipio en el mejoramiento del sistema de agua.

Un informe de Contraloría detalla que la obra se ejecutó sin planificación, con estudios incompletos y señala que la exalcaldesa Arce causó perjuicio. ¿De qué manera se procederá en esta ocasión para que el dinero invertido en ‘mejoramiento’ del sistema de agua de Durán no se escurra sin beneficio y sin responsables? (O)