El pasado 25 de mayo en la página web del Ministerio de Educación del Ecuador se informaba de la reapertura de las escuelas Efraín Mera Molina del sitio La Segua, y Dr. Alfonso Mora Bowen, de la comunidad La Sabana, en Manabí, las que fueron cerradas siete años antes.

En cuatro años de Gobierno Guillermo Lasso se había propuesto reabrir mil planteles, mas, en su informe del 24 de mayo de 2023 –de dos años de ejercicio– habló de más de cien que han vuelto a recibir a estudiantes.

La educación es una herramienta que da poder a los pueblos. Es plausible que se brinde la oportunidad de tener escuelas más cercanas a niños que residen en el sector rural. Desde 2021, tras el confinamiento por la pandemia del COVID-19, el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) reforzó su postura sobre la educación presencial en los primeros años y ha apoyado particularmente la reapertura de planteles en la ruralidad de Ecuador.

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A la reapertura de escuelas, comprometida por el régimen Lasso que gobierna sin un Legislativo por efecto de la muerte cruzada decretada el 17 de mayo, deben sumarse oenegés o veedurías ciudadanas que velen por el buen desempeño para los educandos, porque estos cuenten permanentemente con material pedagógico, herramientas adecuadas de aprendizaje y maestros capacitados y en número idóneo.

Adicionalmente, es necesario tener acercamientos con padres y representantes de los niños. No es desconocido en el sector rural que los menores son apoyo en las tareas de producción, particularmente en fincas pequeñas o parcelas.

El tiempo para la educación es una inversión para el desarrollo y los padres de los menores en cuestión así deben entenderlo para que no solo asistan a clases sino que tengan el tiempo adecuado para sus tareas.

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El Ministerio de Educación está en la obligación de que las escuelas reabiertas funcionen a cabalidad y que el plan se mantenga a pesar de que el periodo de Lasso se acortó por la muerte cruzada. (O)