Entre los años 2021 y 2022 se determinaron 231 puntos donde se está realizando actividad extractiva minera en la Amazonía ecuatoriana.

Un estudio científico publicado recientemente en la revista Science destaca que actividades como la expansión de la agricultura, la tala de madera, el desvío de agua para irrigación, la ganadería se han acelerado más de lo previsto en toda la cuenca amazónica, que se extiende por Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela. En redes sociales usuarios de Ecuador denunciaron en enero pasado lo que habitantes cercanos al río Napo llamaron un ‘ecocidio’.

Fotos y videos impactantes dejan ver cómo se destruye la Amazonía ecuatoriana. La tierra amazónica, que aún muestra su belleza, parece pedir auxilio en cada imagen. En su cuenta de Twitter @GringoRodríguez, Francisco Rodríguez, empresario turístico sustentable, compartió este 8 de febrero un post con video que muestra a un kichwa buscando dónde pescar en el río Napo, caudal “que está siendo contaminado por maquinaria pesada de la minería ilegal apoyada por la Prefectura de Napo”. El usuario afirma que esta masacre a la naturaleza lleva más de seis meses.

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Geográficamente la Amazonía es distante de las grandes ciudades, pero es uno de los mayores pulmones del Ecuador y del planeta. A todos nos compete levantar la voz para que las autoridades vuelvan los ojos y abran los oídos al clamor de la madre naturaleza por un respiro para su preservación.

Las actividades productivas deben ser eficientes y responsables. Nada tiene más valor que la vida y la belleza de los pulmones naturales como la Amazonía también aporta desde el turismo.

Hoy las zonas deforestadas ya no absorben carbono, sino que lo liberan, advierte el estudio que hace énfasis en Brasil y sus efectos.

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En Ecuador las alarmas están encendidas y tanto el Gobierno central como los locales deben escuchar a la naturaleza al igual que la voz del pueblo. (O)