Se fue la primera quincena de enero de 2023 y para quienes padecen de enfermedades catastróficas la angustia por la irregular entrega de medicinas, que necesitan para evadir a la muerte, se mantiene.

Después de que en marzo de 2022 el presidente de la República, Guillermo Lasso, firmó el decreto para la externalización de farmacias, en julio de ese año se empezó a implementar el proceso que permite recibir la medicina a los pacientes de consulta externa tanto del sistema de salud pública como del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS). Las quejas no han desaparecido en su totalidad para este segmento, pero parecen disminuir.

Financiamiento de enfermedades catastróficas en el IESS, el complejo tema que enfrentan nuevas autoridades

Otra es la realidad para los pacientes de enfermedades catastróficas. En redes sociales se evidencian campañas de familiares y amigos que hacen esfuerzos por suplir esta responsabilidad del Estado garantizada en la Constitución.

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En estos días la situación del actor y director de teatro y televisión Lucho Aguirre advierte de falencias. Él requiere de transfusiones de sangre cada 15 días debido a un diagnóstico de mielodisplasia de la médula. Le fue suspendido, por el momento, el inicio de quimioterapias. Se hacen campañas para que se done sangre en su nombre y para apoyarlo con gastos en medicinas. A finales del 2022 se solicitaron ampollas de azacitidina de 100 mg.

Pacientes realizaron plantón afuera de hospital Teodoro Maldonado Carbo por falta de insumos para colostomía

El viernes, un trabajador local acudió al hospital Teodoro Maldonado Carbo del IESS a realizarse exámenes porque su salud ha desmejorado debido a que, desde la pandemia, no ha recibido con regularidad la medicina para el tratamiento del Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) y ha perdido defensas. En este momento tiene medicinas para un mes, pero no halló reactivos y los análisis que requiere fueron postergados a menos que tenga los recursos para hacerlos de manera privada.

Son solo dos casos que alertan, por un lado, de la persistente falta de donantes de sangre en lo que los ciudadanos podemos actuar, y, por otro lado, de la deficiencia en la entrega de medicamentos en la que las autoridades tienen la palabra. (O)