La paja toquilla es el principal material que utilizan las mujeres chachis para hacer sus tejidos y dar forma a canastos, abanicos, esteras y otros implementos que sirven para el uso diario en una casa o decoración artesanal.

Las tejedoras se encargan de todo el proceso de esta artesanía, desde la cosecha de la planta hasta la venta de los productos ya elaborados.

Tomando un machete en su mano y varias canastas sobre sus espaldas, las tejedoras chachis que viven en Santo Domingo empiezan sus jornadas de trabajo, ingresan a los bosques de la comuna tsáchila Chigüilpe y empiezan a distinguir qué paja toquilla ya está apta para la cosecha. Cortan los tallos y una vez reunidos, le retiran la corteza verde y empiezan a deshilacharlos para obtener las hebras que utilizarán.

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Luego de este proceso lavan las hebras y las dejan secar al sol, en este paso aprovechan para blanquearlas, ponerles color o dejarlas en su estado natural, todo con el propósito de dar variedad a sus tejidos, que los realizan desde varias generaciones atrás.

Un grupo de tejedoras viven en la comuna chachi Pueblo Nuevo, que se encuentra dentro del territorio que comprende la comuna tsáchila Chigüilpe, como ambas nacionalidades mantienen una convivencia, son los propios tsáchilas que les permiten ingresar a sus tierras para que obtengan los tallos de la paja toquilla.

Susana de la Cruz es una de las tejedoras que dos veces a la semana va a los bosques a cosechar la planta. En su faena la acompaña su madre, quien le enseñó el arte de tejer canastas a mano, ambas recogen los tallos y caminan varios metros hasta llegar a su vivienda. “En mi familia todas sabemos tejer y las más jóvenes traemos ideas nuevas para hacer otros productos”, sostiene.

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La joven chachi aprendió a realizar canastas de diverso tamaño y forma, así como abanicos que son vendidos en los mercados y calles de Santo Domingo. Una canasta pequeña de 20 centímetros de alto y 15 de diámetro la termina en unas dos horas, ya que la rapidez del movimiento de sus dedos al cruzar las hebras es una técnica que han desarrollado las mujeres de su nacionalidad.

Agvelmito Añapa, presidente de la comuna Pueblo Nuevo, indica que varias familias dependen de la venta de estas artesanías y que es una tradición que la trajeron desde Esmeraldas, de donde son oriundos.

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“Los tejidos son lineales y con poco color, más prevalecen las hebras naturales ahora ya están nuevos cambios, se tiñen con colores”, dijo Añapa.

En la tradición de los chachis las canastas, esteras, abanicos y hasta muebles que hacen con este tallo –utilizados por sus ancestros, ya que no tenían acceso a otro material– son parte de su cosmovisión y costumbres. Incluso cuando pescaban en ríos de Esmeraldas utilizaban trampas para pescar y cestos de este material. (F)