Cuando reunimos a Prisca Bustamante, Ruth Coello y Maribel Solines para esta sesión de fotos y entrevista, una persona del estudio fotográfico comentó, con mucho respeto, que las tres actrices y amigas de toda la vida bien podrían ser la versión ecuatoriana de las Golden Girls. Dicha serie ochentera se centraba en tres amigas (más la mamá de una de ellas) y sus vidas a mediados de los 50 años de edad.

Pero tener 50 años en 2020 ya no se ve igual que en la década de 1980 y eso lo dejan muy en claro las tres colegas, con sus coloridas vestimentas, y sobre todo con sus ocurrencias que sueltan con mucha naturalidad. La única comparación que tal vez puedan admitir con el trío ochentero es el cariño que se han canjeado del público y que ahora las acompaña en su más reciente proyecto artístico Mujeres sin regla. “Y no hay versión americana, española o mexicana de lo que hemos construido”, recalca Maribel.

Prisca, Ruth y Maribel son ‘mujeres sin regla’

Mujeres sin regla es una iniciativa que vio la luz en el 2021 en las redes sociales, cuando persistían medidas de aislamiento por la pandemia del coronavirus. Al principio era una especie de reality show donde las amigas armaban coreografías de TikTok y mostraban parte de sus vivencias.

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Ahora se convirtió en un show de stand up comedy que circula en los teatros de las principales ciudades del país, con funciones únicas, aunque les encantaría tener largas temporadas, a lo Broadway. Al mismo tiempo evoluciona como un proyecto digital más afianzado y sobre todo estructurado, donde además de sus experiencias hablan de las relaciones personales, del sexo y de su soltería, como se puede ver en @mujeresinregla.ec.

‘Mujeres sin regla’, el ‘stand up comedy’ de Ruth Coello, Prisca Bustamante y Maribel Solines para disfrutar con mamá y amigas, en el Parque Histórico

El curioso nombre ‘sin regla’ se refiere exactamente a lo que estás pensando: sin el periodo, sin la menstruación, la cual se despide de la vida de una mujer cuando llega a la menopausia. “Es un gatito que hay que acoger y querer. Es que es un ciclo, somos cíclicas las mujeres”, describe Maribel Solines. Para Ruth Coello es “abrir el clóset y darse cuenta de que no hay ningún monstruo realmente”.

“Hay que decirle ‘hola, pasa adelante, acomódate, siéntate’”, complementa Prisca Bustamante, que justo este domingo 10 de marzo celebra su llegada al “sexto piso”.

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La libertad que llega con el paso de los años

Sin ‘regla’ además hace un guiño a esas normas de la sociedad que tal vez quieren dictar lo que debe pasar a determinadas décadas de la existencia de uno. Al menos así lo deja ver Ruth, cuando dice que por ahora se siente en la etapa más libre de su vida.

“He superado muchos miedos. Me importa muy poco la opinión de los demás. Pero para llegar a eso tienes que haber pasado por mucho. Es una libertad increíble y no necesariamente la edad tiene que ver con eso”, dice el pilar operativo del grupo, y lo demuestra atendiendo llamadas de producción durante esta entrevista. Maribel es la tecnológica en todo sentido, se encarga de la edición y las redes sociales; Prisca es la ejecutiva financiera, consigue los auspicios.

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Por eso, agrega Ruth, su mensaje va a las mujeres de más de una generación. “Me gustaría decirles, incluso a las más jóvenes, a las que tienen 35 o 40 años, que le tienen miedo a llegar a esta etapa y que cuando empiezan los primeros síntomas, de estar envejeciendo y creen que con eso viene la muerte: no pasa nada. Nosotras somos una muestra que a esta edad todavía nos puedes ver haciendo de todo. Entonces si yo estoy aquí, no tengan miedo de llegar”.

Se percibe que el trío femenino está disfrutando de la faceta más creativa y, a la vez, la más personal de sus carreras. “La gente tuvo una respuesta favorable (a los shows de Mujeres sin regla) y nos empezaron a pedir más, nos decían ‘nos encanta verlas, son tan divertidas, quisiera ser sus amigas’. Por eso llevamos este mensaje de lo que se puede hacer con las amigas, de disfrutar la vida, de gozarla”, relata Maribel.

“No me gusta esta palabra, pero también va por empoderar a las mujeres jóvenes y a las de nuestra edad para que sepan no solo tienen que sea la abuela que cuida nietos, no digo que no los cuiden, pero no se olviden de ustedes, de lo que quieren y de los sueños que tienen todavía”.

El oficio de ser actriz de más de 50 años de edad

En una entrevista en el 2014, Meryl Streep denunció que cuando cumplió 40 años los papeles que le empezaron a llover eran de la bruja. Aunque luego dijo que con el tiempo hay roles cada vez más interesantes y aventureros para una dama llegada a cierta década de vida, es frecuente que a partir de una determinada edad las actrices se encasillan en papeles de madre o abuela.

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“Y hasta sin nombre a veces nos ponen”, dice entre risas, pero en serio, Prisca, la más ocurrida del grupo, siempre sacándole una carcajada a sus compañeras. Es cierto, sostiene Maribel. En su caso, a ella típicamente se la ve en TV como la madre de la chica o chico adinerado que no desea que su cría se enrede con el o la pobre de la historia; en cambio, Ruth es la progenitora de dicho joven de recursos limitados. Desde hace unos años, Prisca es la Mamá Noela.

“Lo que dice Meryl Streep es verdad, y sin embargo aún la buscan. Acá es inversamente proporcional a lo que pasa en el resto del mundo, que a medida que tienes más experiencia, eres más apreciada y cotizada”, reconoce Ruth. ”Barbra Streisand acaba de ser reconocida en los SAG Awards, con sus colegas aplaudiendo parados, reconociendo todo lo que le ha aportado a la música y al cine”.

Su tono no es de queja, aclara, sino de observación y hasta aceptación. “Pero acá sucede a la inversa. Así es la televisión, así es el business, no lo voy a negar ni me voy a ir en contra. En vez de que eso nos haga sentir mal o amedrentarnos, empezamos a hacer proyectos desde nuestra comunidad”.

“¡Hay vida después de los 50 años!”

Pensar que hubo un tiempo en que los papeles más importantes recaían en las intérpretes con mayor experiencia, recuerda Prisca. “En Brasil, México, Perú hay temporadas teatrales donde las producciones realmente dan buenos papeles a las actrices mayores. Me acuerdo de las novelas brasileras, los papeles fuertes lo tenían las actrices mayores de 40 años para arriba, 50 y 60, incluso″.

Es posible que el mundo lentamente retome ese camino.

Otra querida actriz norteamericana, Kristin Davis, opinó hace poco que el espectáculo necesita más representación de mujeres arriba de sus 50 años. Su aporte es la reciente And just like that, la secuela de Sex and the city. “Siento que la gente tiene la idea de que ya estás acabada (pasados los 40 años), que se terminó tu vida, que tu visión del mundo ya no es importante, que ya no tienes amigos ni otro tipo de relaciones”.

Y el año pasado se estrenó la segunda parte de Book Club con las reputadas Diane Keaton y Jane Fonda. Todo eso dice que “¡hay vida después de los 50!”, manifiesta Ruth, la más enérgica de las tres entrevistadas.

Maribel tiene un tono más pausado y reflexivo al referirse a este tema. “Las actrices maduras estamos en la obligación de reinventarnos y decirles a la sociedad no solo somos madres, no solo somos abuelas, no solo somos brujas. Tenemos un montón de historias que contar y por eso hacemos nuestro show”, agrega la actriz. “Si te das cuenta, en las obras de teatro, ¿dónde están los jóvenes? Ellos que tienen la iniciativa para hacer un montaje, esperan sentados a que los llamen. Nosotras no esperamos sentadas, porque tenemos una vida que disfrutar y una carrera que nos encanta”.

Actuar o morir, he ahí la consigna

Uno de los grandes boom en la producción de la televisión ecuatoriana ocurrió hace cuatro décadas y estas queridas actrices fueron parte de ese momento histórico. “Ninguna de nosotras creo que tuvo que recorrer ese camino de ser la extra, de la extra, de la extra, hasta llegar a un protagónico. Todos los que estábamos en esa generación empezamos a hacer televisión así”, rememora Ruth.

Prisca, recuerda, empezó exactamente en el 86, cuando llegó a Ecuador de su natal Perú. Un año antes ya se estaba fogueando Maribel. A los 19 años se conocieron, cuando trabajaron juntas en Bernarda Alba, al lado de Marina Salvarezza. Luego se integraron con Ruth, que era parte del grupo de teatro alternativo Combatiente, “cuando la izquierda era todo”, bromea.

“No lo digo desde la queja, sino desde la justicia, que 40 años de carrera debería ser reconocida y aplaudida. Que cuando nosotras anunciamos una función, ese teatro se llene, porque tienes la oportunidad de ver a tres actrices que tienen casi cuatro décadas en la actuación. Es comer ver a Meryl Streep y a Glenn Close juntas”, resalta Ruth. “Vienen actrices venezolanas o colombianas que trabajaron en telenovelas hace muchos años y repletan teatros. Es una cuestión de empezar a apreciar lo que tenemos”.

Ese es el mayor sueño que comparte este singular trío. Y hay más en sus listas individuales antes de morir: Ruth desea irse de eurotrip algún día; Prisca no pide mucho, dice, solo sueña con tener un nieto; y Maribel, aunque no prefiere proyectarse a futuro y más bien concentrarse en el día a día, revela que sería maravilloso actuar para una serie internacional, con un papel profundo y de pronto hacer una película con sus colegas.

Actuar o morir, he ahí la consigna. Porque no hay otra cosa que estas ‘chicas doradas’ sepan hacer tan bien como estar en un escenario, y mejor aún, con un público que les aplaude con besos y abrazos después de cada puesta en escena. (E)