Ser madre de familia es una tarea titánica, de entrega, de lucha, pero sobre todo de mucho amor. Estas son historias de mujeres que, contra todo pronóstico, combinan su rol de madre con sus profesiones y con el de futbolistas ocasionales.

Hoy en día el fútbol femenino inspira a las demás jóvenes a que cumplan sus sueños y puedan compaginar el deporte con los diferentes roles que desempeñan como mujeres y madres

Patricia Pallares Madre de tres hijos y deportista


Karelia Benalcázar

Su amor por el fútbol empezó a los ocho años de edad, cuando era estudiante de colegio. Allí jugaba frecuentemente con sus compañeros, también disputó el Interbarrial de Diario EL UNIVERSO, pero no sabía que seguiría teniéndole el mismo cariño a este deporte.

Al graduarse siguió practicando en sus ratos libres con otras amigas y hoy en día juega y forma parte de JC Fútbol Club, el equipo de su esposo y donde su hijo, el pequeño Christopher, de 11 años, es figura y ambos lucen el dorsal 8.

Su rol como madre y deportista los cumple a la perfección, a pesar de las dificultades. “Es un poco cansado, pero como madre hago todo por el amor a mis hijos y por supuesto al deporte”, menciona la guayaquileña.

Siempre tiene que estar en forma, tanto para los entrenamientos y partidos como también para su faceta como mamá. “Comparto todos los días, de 16:30 a 18:00, en la escuela JC Fútbol Club, con mi familia y con otros padres de familia. Me queda poco tiempo en casa para seguir con mis labores, pero me esfuerzo siempre al máximo”, añade.

Silvia Cabello

“Cuando uno ama lo que hace, el tiempo le sobra”, es la frase que más define a esta madre de familia guayaquileña, quien combina su rol como mamá, deportista y enfermera de profesión para realizar todas sus actividades cotidianas.

Su gusto hacia el fútbol comenzó cuando tenía apenas 12 años de edad y lo practicaba en su colegio. Confiesa que por un tiempo dejó de practicarlo, pero nunca de amarlo. Su cariño hacia esta actividad volvió cuando le tocaba llevar a su hijo a los entrenamientos de fútbol.

“Allí vi que tenía una hora y media libre y me dije a mí misma que si mi hijo puede hacerlo, yo también”, comenta la multifacética mamá de dos niños, de 13 y 10 años, quien juega en el equipo Unión Plus, donde comparte con mujeres de todas las edades.

Su familia es su pilar

Asegura que sus hijos siempre la apoyan y están junto a ella, al igual que su esposo. “El año pasado tuve una fractura y ellos me ayudaron a recuperarme de mi lesión del tobillo. Estuve dos meses sin caminar, fue aterrador, pero con terapia física y reposo pude volver a las canchas”, revela Silvia, quien actualmente participa en un torneo con su equipo.

Patricia Pallares

Nacida en España, su pasión por el fútbol nació cuando tenía ocho años. Siempre le ha encantado el deporte y su equipo favorito es el Real Madrid. Durante su infancia pasaba viendo partidos desde muy pequeña y jugaba con sus amigos de barrio. Esto hizo que se dedicara al deporte rey.

A los 20 años llegó a Ecuador y jugó fútbol sala, se desempeñó en equipos como Emelec, LaSalle, Patria y Santos. Hoy en día tiene tres hijos, quienes aman el fútbol, al igual que ella, y siempre la acompañan en todos sus partidos. “Ellos son mi soporte y ahora disfruto ver cómo mi hija Luanna, de siete años, ha seguido mis pasos”, cuenta.

Actualmente combina su rol de madre con la dirección de su escuela de fútbol y le va muy bien. A pesar de estar muy ocupada la mayor parte de la jornada, Patricia tiene su tiempo bien distribuido para todas sus actividades.