Diferentes calles de Guayaquil  son reconocidas por sus negocios segmentados

Con un cuaderno y una pluma, Daniela Jarrín recorría la avenida Machala buscando los precios más baratos para conseguir cerámicas que instalará en el domicilio de su madre. Uno a uno recorría los locales que venden este producto, recibiendo en cada uno de ellos diversas proformas. 

Eran las 15:20 del miércoles y aún no se decidía por comprar en alguno de los almacenes. “Con mis hermanas queremos remodelar su sala, aquí hay buenos precios, que si busco bien me sale barato el material”, aseguró Jarrín, acompañada de un maestro albañil, quien la guiaba.

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En Guayaquil hay al menos 20 sectores conocidos porque aglutinan la venta de algún producto o servicio  específico.

La avenida Machala (centro) es uno de ellos. Allí existen más de 50 almacenes que ofrecen cerámicas de distintos diseños, tamaños y precios, desde Hurtado hasta Ayacucho.

Carla Valdospino es vendedora del local Decorando a tu Estilo. Contó que ha visto el crecimiento de la zona en los últimos años. “Antes, hace unos 25 años, en la Machala se vendían repuestos para radiadores. Luego empezaron a ubicarse los puestos de cerámicas, que en los últimos diez años aumentaron”, refirió. 

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Joffre Polanco consultaba el precio de dos llantas para su taxi, en las calles 17 y Cuenca, en el suburbio. Allí era atendido por Rodrigo Zhirzhán, propietario del local Cuencallantas, quien le cotizó el valor de lo solicitado por el taxista.

Zhirzhán fue el pionero de este tipo de negocios en la zona. Actualmente, hay cerca de 30 llanteras desde Gómez Rendón hasta Huancavilca.

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“Yo inicié en 1990 con una pequeña vulcanizadora aquí mismo. Tenía mucha clientela, además de autos trabajaba con colectivos. Diez años después decidí invertir en un negocio más amplio, porque comencé a traer llantas. Hace unos 15 años surgieron muchos otros locales llanteros en esta zona”, narró.

Explicó que cada negocio tiene su clientela ‘bien ganada’. “Es por los precios, por la atención. Yo tengo clientes fijos desde hace 20 años, por dar un ejemplo”, indicó Zhirzhán.

En la calle Cuenca, pero un poco más al centro, desde Rumichaca hasta la Novena, decenas de artesanos ofertan muebles y bases para camas.

La calle Alejo Lascano, desde Boyacá hasta Ximena, concentra al menos unas 10 distribuidoras farmacéuticas. A diario, cientos de personas acuden para conseguir medicamentos a un precio módico. 

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En la ciudadela La Garzota, en el norte, se concentran lugares para fiestas infantiles, además de lavadoras de auto.

Con pancartas donde se muestran los precios, descuentos y formas de pago, la calle Rumichaca aglomera al menos a 20 negocios dedicados a la venta de colchones.

Así también hay cerca de 15 tiendas veterinarias en las calles Noguchi y Capitán Nájera, junto al parque Chile, o las ferreterías y ebanisterías a lo largo de la calle Portete, desde la 8 hasta la 42. (I)

Calle Ayacucho, una gran feria para repuestos de autos

Cientos de carros se apuestan diariamente sobre la calle Ayacucho, en el centro sur, desde Antepara hasta la calle 15.

El lugar es una gran feria donde el guayaquileño puede encontrar cualquier repuesto y accesorios para su vehículo, como manijas, abrepuertas, guardafangas, focos, guías, faros, vinchas, electroventiladores, monitores, equipos de audio y talleres de mantenimiento.

Al estacionarse en cualquier tramo de esa calle, los conductores son acechados por vendedores informales que ofrecen desde películas hasta repuestos para radiadores.

Bethsabé Jaramillo lleva más de 25 años trabajando en Ayacucho y Tungurahua. En su local Jaramillo ofrece mantenimiento a los vehículos en la parte eléctrica y vende repuestos de este tipo.

“Antes solo venías por repuestos de carros, ahora te vienen accesorios, lujos y últimamente hasta llantas”, contó.

Narró que los primeros locales en situarse en Ayacucho fueron importadora Guzmán y Autoencendido, que ya no se encuentran funcionando.

“Ellos iniciaron todo esto hace casi 40 años. También estaba Luis Solano, en la Novena”, recordó la comerciante, quien labora con su esposo.

Alberto Bone llevó su Chevrolet Aveo para que le reparen la ventana de la puerta delantera derecha. Acudió a Ayacucho y Gallegos Lara. 

“Si no te gusta un precio, puedes seguir buscando más adelante, pero siempre encuentras todo para el carro aquí”, manifestó Bone. (I)