La historia de Guayaquil está grabada en miles de textos y publicaciones que reposan en el interior de la Biblioteca Municipal, ubicada en las calles Diez de Agosto entre Pedro Carbo y Chile, centro porteño.

Pese a que la inauguración del actual edificio se registró a mediados del siglo pasado, la historia de la Biblioteca se remonta al siglo XVIII. Según reseñas del extinto historiador Efrén Avilés Pino, durante la época colonial apenas los religiosos o quizás personas acaudaladas poseían libros.

Para 1771, el cabildo dispuso la compra de una ‘Recopilación de Indias’, una ‘Curia’, y otros textos, lo que pudo marcar el inicio de la biblioteca.

Publicidad

El 24 de marzo de 1862, Pedro Carbo, presidente del Concejo Cantonal, inauguró la primera biblioteca municipal pública en Guayaquil, con 100 libros que él donó. Su primera ubicación fue en la sede del cabildo.

El doctor Juan J. Plutarco Vera se desempeñó como su primer bibliotecario. “Aunque el reglamento de la biblioteca le asignaba un sueldo de 40 pesos mensuales, (Plutarco Vera) la sirvió gratuitamente durante varios años”, señala la publicación de Avilés.

El espacio fue impulsado por destacados profesionales porteños, entre ellos: Francisco Campos, Sixto Juan Bernal, Isaías Gómez Carbo, Miguel Valverde, Alfredo Baquerizo Moreno, Gabriel Urbina Jado, entre otros ciudadanos.

Publicidad

El fondo bibliográfico había aumentado para finales del siglo XIX por donaciones de Federico Cornejo, Luciano Jaramillo y Pedro Carbo, quienes entregaron sus bibliotecas.

Para inicios del siglo pasado, siendo la biblioteca liderada por Camilo Andrade, sus fondos sobrepasaban los 10 000 volúmenes. En 1908 se cambiaron de ubicación, pues la Casa Consistorial fue incinerada por su vetustez.

Publicidad

La biblioteca fue trasladada hacia el chalet del doctor Darío Morla, en la calle Villamil 307.

El 24 de septiembre de 1910, durante el gobierno de Eloy Alfaro y mediante decreto del Congreso, se entregó al cabildo un solar en el que funcionaba la iglesia y el convento de San Agustín, en las actuales calles Diez de Agosto, Pedro Carbo, Chile y Sucre, para que allí se construya el edificio de la Biblioteca y Museo Municipal.

La inauguración de esta obra se realizó el 10 de agosto de 1914. El diseño del edificio estuvo a cargo del arquitecto portugués Raúl María Pereira. El director fue Camilo Destruge.

Este edificio tenía un estilo renacentista y fue construido con madera recubierta en malla metálica y cemento.

Publicidad

Dos destacados directores de la Biblioteca fueron Carlos Matamoros Jara y Modesto Chávez Franco, con quienes este espacio público incrementó el número de volúmenes y además la visita de lectores.

Según la reseña de Efrén Avilés, en 1935 el edificio empezó a mostrar fallas en su estructura, las que pusieron en peligro a las obras de la Biblioteca y el Museo. Es así que cuatro años después, los objetos debieron ser trasladados al quinto piso del nuevo Palacio Municipal.

A mediados del siglo pasado y en su afán por hallar un nuevo espacio, varios prestantes guayaquileños crearon el Patronato de la Biblioteca, encabezado por Juan José Plaza y Genaro Cucalón Jiménez.

Avilés destacó que en esta ocasión surgieron varias donaciones. El norteamericano Josep Gorelik entregó de forma voluntaria 1 869 514,92 sucres, el Municipio aportó con 1 192 500 sucres, el Consejo Provincial con 20 000 sucres y otros donantes contribuyeron con la cantidad de 83 452,40 sucres.

El 30 de septiembre se inició la construcción del nuevo edificio para la Biblioteca, a cargo del ingeniero Miguel Salem Dibo y con el diseño del arquitecto Guillermo Cubillo.

La obra fue inaugurada el 8 de octubre de 1958 por el alcalde Luis Robles Plaza.

Melvin Hoyos, director municipal de Cultura, está al frente de la Biblioteca y el Museo. Indicó que actualmente en la Biblioteca Municipal reposan más de 2 millones de libros.

Hoyos explicó que el sitio guarda un ejemplar de Compendio histórico de la provincia de Guayaquil, escrito en 1740 por Dionisio de Alcedo, uno de los primeros textos sobre la urbe porteña, y del cual solo existen diez ejemplares.

“Los más antiguos (libros) están en el sótano, en una colección de algo más de 18 000 tomos que se llama biblioteca antigua”, manifestó el arquitecto Hoyos

En este espacio también se destaca el Fondo de Autores Nacionales Carlos A. Rolando, en honor a uno de los directores de la Biblioteca. (I)