En calles de Guayaquil se evoca el trabajo que realizaron por la ciudad ilustres personajes del país, desde cargos públicos o con obras de beneficencia.

Dos de ellos son Gabriel de Luque y José Vélez, que se destacaron por sus labores para el desarrollo de la ciudad porteña, que en octubre pasado celebró el bicentenario de su independencia de España.

Gabriel José de Luque Benítez nació en Guayaquil en 1818. Durante su carrera al servicio de la ciudad se desempeñó como director de Obras Públicas Municipales, presidente del Concejo Cantonal de Guayaquil y jefe político.

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Luque falleció el 15 de marzo de 1892, a los 73 años. En su honor, una vía de la ciudad guarda su nombre.

Según el investigador Javier Castillo, esta vía consta en el plano de 1858 de Manuel Villavicencio como calle del Carrizal. Mientras que en el plano de Millet (1881) ya aparece como calle de Luque.

“Esta vía, luego del incendio grande de 1896 y en base al proyecto de reconstrucción de Gastón Thoret, debía prolongarse hasta el Malecón, desapareciendo las calles Illingworth y Elizalde, algo que al final no ocurrió puesto que aquello significaba expropiaciones de solares e indemnizaciones que el cabildo no podía afrontar”, indicó el investigador Castillo.

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Esta vía del centro porteño nace en el este, en la calle Pichincha, y se extiende hasta el oeste, en Lizardo García.

Según Castillo, sobre la calle Luque se ubicó el otrora teatro Olmedo, testigo de emocionantes jornadas artísticas.

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José Vélez

José Vélez Villamar fue un comerciante y funcionario público nacido en Daule. Se desempeñó como concejal y presidente del Concejo Municipal de Guayaquil, gobernador del Guayas, ministro de Hacienda, diputado y senador.

Vélez colaboró con mejoras en la Biblioteca Municipal, a la cual le donó una considerable cantidad de libros, manifestó el investigador Castillo.

Cuando se desempeñaba como presidente del Concejo Municipal de Guayaquil impulsó la creación de un hospital para personas que sufrían enfermedades mentales. En su honor, el manicomio pasó a llamarse José Vélez, y luego Lorenzo Ponce (actual Instituto de Neurociencias, regentado por la Junta de Beneficencia).

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En planos de antes del incendio grande de 1896, esta calle terminaba en la manzana entre Chanduy (hoy García Avilés) y Boyacá, cortándose antes de llegar a esta última vía.

Luego del incendio y con base en el proyecto de Thoret, esta calle se prolonga hacia el este en sus intersecciones con Boyacá, Escobedo, Chimborazo, de la Caridad (hoy llamada Chile).

“La vía pasaba a un lado de la plaza Rocafuerte y terminaba en Pedro Carbo. Antes del incendio, el espacio peatonal de dicha calle que vemos hoy entre la iglesia San Francisco y el edificio de la Junta de Beneficencia era un solar que ocupaba la Compañía de Bomberos Salamandra, desaparecida en el incendio y reconstruida luego en el sitio donde la vemos hoy, frente a la plaza Rocafuerte”, explicó Castillo.

El edificio de la Junta de Beneficencia de Guayaquil se impone sobre Vélez. También la plaza del Centenario, en la que está la Columna de los Próceres. La vía es interrumpida por la piscina olímpica y termina en el portón de ingreso al colegio Vicente Rocafuerte.

Sobre las vías Vélez y Luque a diario se registra un intenso trajín comercial. Son dos de las calles más importantes del centro guayaquileño. (I)