La afluencia de usuarios al Registro Civil para obtener el pasaporte se ha incrementado en los últimos meses. Largas filas se observan a diario en la sede ubicada en el Gobierno Zonal, norte de Guayaquil.

Si bien gran parte de las personas buscan sacar por primera vez el documento o renovarlo para un viaje de turismo, hay otras que ven en el pasaporte su pase para avanzar hacia otros procesos que les permitan migrar.

La falta de oportunidades laborales y la inseguridad son dos de las motivaciones de jóvenes y adultos que más se escuchan en las filas de quienes van a obtener su documento.

Publicidad

‘En 45 minutos se me llevaron ocho años de trabajo; estoy pensando en migrar, porque me quedé sin nada’, dice emprendedora a la que le vaciaron la tienda

Estados Unidos figura como el destino predilecto, seguido de España y Canadá, dijeron a personas con las que un equipo de este Diario conversó.

María Belén busca la forma de migrar hacia California, Estados Unidos. La guayaquileña de 32 años lleva casi tres años sin un trabajo estable.

He vivido saltando de trabajo en trabajo sin tener uno estable, esta es la única salida”.

María Belén, joven guayaquileña que busca migrar.

La joven aplicó a varias vacantes relacionadas con su carrera (Hotelería y Turismo) durante 2021 y 2022 en Guayaquil, Quito y provincias de la Amazonía, pero ninguna era para un trabajo estable. Los cargos que tuvo fueron temporales y bajo factura.

Publicidad

Ella, junto con otros dos amigos, están a la espera de obtener su pasaporte para luego seguir el proceso de una visa y migrar. De hecho, el pasado miércoles llegó al Gobierno Zonal para tratar de conseguir el documento.

En dos ocasiones le han movido la fecha de las citas y eso ha dilatado que pueda viajar.

Publicidad

Por la alta demanda, en el Registro Civil se han habilitado jornadas extendidas los fines de semana. Foto: El Universo

“Sé que no es lo ideal y tampoco es legal irme como turismo y quedarme, pero ya no se puede, yo no puedo costearme nada”, cuenta María Belén. La joven tiene a toda su familia en ese país, por ello espera viajar y conseguir algo estable que le faculte a legalizarse y establecerse allá.

Así como María Belén llegó Fausto a tramitar su pasaporte. El padre de familia de 56 años lleva casi cuatro meses en la búsqueda de una cita para renovar el documento. Él también prevé migrar. Su hija vive en Denver y tiene un trabajo estable desde hace seis años.

“Yo soy albañil y aquí ya casi no me contratan porque me ven las canas y piensan que estoy viejo. Me fui hace un mes a la ‘Yoni’ unos quince días y en esos días hice platita. Yo me la voy a llevar a mi señora, si Dios quiere, unos tres meses después de ya estar allá. Ella perdió su trabajo como profesora el año pasado”, relata Fausto.

El pasado miércoles, Fausto -además de ir a la sede del Registro Civil para conseguir una cita- también buscaba información sobre cómo renovar su visa que está a punto de caducar.

Publicidad

Él buscaba a los tramitadores que se suelen colocar en los alrededores para que lo puedan ayudar.

Según el propietario de una agencia de viajes del norte de Guayaquil, existe una demanda elevada de pasajes y de trámites de visa hacia Estados Unidos. Desde mediados de 2021, solo en esta agencia se pasó de cotizar cinco a seis visas atadas a pasajes al mes a diez y once.

‘La imposición de visas para ecuatorianos en algunos países como México y Guatemala, desde el 2021, ha provocado que la migración irregular se incremente en otras rutas’

“Hay gente que tiene vigente la visa, pero el pasaporte se les ha caducado. Entonces llegan desesperados y preguntan que cómo hacen para sacar el pasaporte rápido que se quieren ir antes de que se les caduque la visa, obviamente se nota que no es gente que busca hacer turismo, a pesar de que compren paquetes”, señala.

El directivo de la agencia asegura que las personas, incluso, están dispuestas a pagar montos adicionales para agilizar los trámites. Sin embargo, eso no depende de las agencias ya que las citas en pasaporte se están agendando entre tres y seis meses y las de visa americana están para 2024.

El Registro Civil en los últimos meses ha habilitado jornadas especiales para atender la alta demanda del documento.

“Me han dicho: Le pago lo que sea, pero ayúdeme a salir de aquí”, relata.

Ciudadanos se exponen a migrar en condiciones precarias

Con documentos en mano, los usuarios hacen largas filas en los exteriores del Gobierno Zonal. Foto: El Universo

Sandra inició, el pasado 19 de febrero, en la terminal terrestre de Guayaquil su travesía hacia Estados Unidos. Allí tomó un bus para llegar a la frontera colombiana.

A pesar de tener un trabajo de forma estable como vendedora de ropa en la Bahía, fue despedida. Esto la motivó a migrar junto con su esposo e hijo de 4 años. El viaje incluyó cruzar por selvas, ríos y caminar cientos de kilómetros para lograr ‘el sueño americano’.

Sin embargo, este periplo no fue nada fácil ya que a medida que iban transitando el camino aparecía una nueva calamidad.

“Estábamos en la selva para llegar a Bajo Chiquito (una comunicad en Panamá a la que se llega luego de caminar por el Darién) y en nuestro tercer día en la selva, las provisiones se nos terminaron”, detalla Sandra.

En el trayecto ella observó imágenes que la dejaron marcada por siempre: cadáveres regados.

Una vez en Bajo Chiquito, relata, la sobrepoblación de inmigrantes complicaba el normal desempeño de las actividades a realizar por parte de Migración, quienes solamente pedían los nombres de las personas que llegaban.

Debido a la falta de recursos económicos de Sandra y su familia tuvieron que pasar parte de Panamá a pie y esquivando controles. Las autoridades de ese país sancionan con pena privativa de libertad de cinco años a las personas que transporten a migrantes.

Las dos peligrosas rutas de migración irregular entre las que eligen quienes deciden irse de Ecuador a Estados Unidos sin una visa

“Aunque no nos transportaban, nos regalaban provisiones para continuar. En Panamá las personas son distintas a las mexicanas porque no ayudan en nada y se aprovechan de la situación. Una vez en México empezó la odisea, porque allá se aprovechan de nuestra condición y para llevarte de un lugar a otro te cobran el triple de lo que puede costar”, cuenta Sandra.

Por Tapachula lograron entrar a México Sandra, su esposo e hijo. En ese sitio también huían de los policías, quienes rodeaban los retenes para realizar las deportaciones.

Cansados, luego de atravesar el río Bravo, un afluente en el sur de Estados Unidos y norte de México, ingresaron a Estados Unidos, pero se entregaron a Migración América. Allí estuvieron retenidos dos días.

“Gracias a Dios me dejaron entrar a los Estados Unidos”, dice Sandra, quien luego de casi tres meses de calamidades consiguió lo que buscaba. (I)