Cada vez que los niveles de turbiedad suben en el río Daule, Guayaquil entra en aprietos. La ciudad depende de la captación del agua que se hace en ese río para potabilizar el líquido que se distribuye a 2,7 millones de usuarios.
En lo que va de marzo se han emitido varias alertas por la turbidez, la cual impide continuar con el proceso de potabilización en la planta La Toma, ubicada en la vía a Daule, cerca por donde pasa el río del mismo nombre.
Suanny Mosquera, docente investigadora de la Espol, explicó que la turbidez, medida en unidades nefelométricas de turbidez (NTU), indica la presencia de partículas suspendidas que reducen la claridad del agua.
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Su incremento en la época invernal se debe principalmente a la erosión del suelo por lluvias intensas, lo que aumenta la escorrentía y el transporte de sedimentos y contaminantes hacia los ríos, una fuente de abastecimiento de las plantas potabilizadoras.
La especialista señala que el tratamiento del agua requiere la remoción de estos contaminantes para cumplir con la normativa INEN 1108.
Durante la época invernal, el proceso de potabilización puede intensificarse debido al aumento de la turbidez en el agua captada. Por ello, se monitorea este parámetro desde la captación hasta el producto final. Las plantas establecen límites operacionales en función de su diseño.
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Por ejemplo, explica Mosquera, si una planta está diseñada para operar con turbiedades entre 200 y 600 NTU, valores superiores pueden obligar a reducir la producción o incluso detener la operación.
En casos extremos, se pueden observar turbiedades entre 2.000 y 6.000 NTU, hasta diez veces superiores al rango de diseño. Los datos exactos dependerán de la operabilidad de la planta y su fuente de agua.
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Cuando la turbidez es alta en la captación se dificulta la efectividad de reducirla lo suficiente para los procesos posteriores, como la desinfección, en la que la turbidez debe ser preferentemente inferior a 2 NTU.
Mosquera expresa que esto es clave, ya que las partículas suspendidas pueden proteger microorganismos patógenos de los desinfectantes como el cloro. Por ello, el control riguroso del agua de entrada es fundamental para garantizar la calidad del agua tratada.
¿Qué opciones debería tener Guayaquil para evitar paralizar la potabilización del agua cuando se registran niveles de turbiedad en el río Daule?
La docente de la Espol cree que es fundamental diversificar las fuentes de abastecimiento para mitigar los impactos de variaciones extremas en la turbidez del río Daule. Una alternativa es el almacenamiento de agua lluvia en reservorios artificiales, proporcionando una fuente complementaria en situaciones críticas, como se observa en países como Bélgica.
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Adicionalmente, la turbidez se ve agravada por prácticas agrícolas inadecuadas y la deforestación en la cuenca.
Para reducir su impacto, Mosquera manifiesta que es necesario que las municipalidades y el Gobierno implementen estrategias de restauración ecológica e incorporen soluciones basadas en la naturaleza (nature-based solutions), como la reforestación de riberas y humedales artificiales.
Estas medidas contribuyen a la estabilización del suelo y a la reducción del arrastre de sedimentos, lo que favorece la calidad del agua captada. (I)