Un polvo negro cubre el piso del balcón de la vivienda de Marcela Vivar. A pesar de que lo limpia una vez al día, asegura, vuelve a formarse una capa sobre la superficie de la baldosa, muebles, mesa y demás enseres. La sustancia ingresa a su hogar por las rendijas de las ventanas y puertas, que permanecen cerradas y con trapos húmedos en los filos.