Su destino musical lo tenía marcado desde aquel 23 de septiembre de 1930, cuando Gerardo Guevara nació y al mismo tiempo que vio la luz por primera vez escuchó la sinfonía de instrumentos que en ese instante sonaban en el Conservatorio Nacional de Música de Quito, lugar donde su madre lo trajo al mundo. Su padre don Ángel Guevara, era el conserje de aquel lugar.